Soy más rica que mi exmarido multimillonario
Capítulo 14

Por la tarde, Alina acababa de regresar a la mansión Mulherd desde el hospital cuando recibió una llamada de Andre. —Tengo que volver a Shirling ahora mismo —Andre dijo ansiosamente. —¿Tan urgente? —Sí, tengo que partir enseguida. ¿Quieres volver conmigo? —Andre no quería que Alina se quedara a solas en Ingford. Alina frunció el ceño con cierta vacilación ante sus palabras. La investigación sobre la muerte de su abuela aún no había llegado a tener resultados y ella quería quedarse aquí para seguir las pistas. Hoy en el hospital descubrió algunos puntos sospechosos, como por ejemplo, excepto el señor Dean, ninguno de los enfermeros o médicos que habían estado en contacto con su abuela en aquel entonces, siguiera trabajando en el hospital, lo que a Alina le parecía extraño y sospechoso. —Tú vuelve primero. Quiero quedarme aquí para seguir averiguando la muerte de mi abuela —contestó Alina tras pensárselo un momento. El propósito de Alina al volver a Ingford era investigar el misterio de la muerte no natural de su abuela, y no se iría hasta que terminara con eso
—Entonces ten cuidado con Caleb —Andre le recordó en el otro lado de la línea. Alina respondió: —Lo sé. Tras colgar, Alina se preguntó a sí misma: «¿Por qué de repente Andre tiene tanta prisa por volver a Shirling? ¿Acaso su viaje improvisado tiene algo que ver con ese tipo Caleb?» Muy pronto, Alina obtuvo la respuesta para su duda. Por la noche, después de que Andre se había marchado de Ingford en avión, Caleb llegó a la Mansión Mulherd sin avisar. —¡¿A qué vienes?! —Alina se asombró mucho al ver aparecer al hombre en su casa. Caleb iba vestido con un traje entintado y se veía muy elegante y guapo. Él entró, se sentó en el sofá y le preguntó a Alina con cara inexpresiva: —¿Estás acostumbrada a vivir aquí o en la Villa Werland? —No es tu incumbencia —Alina se molestó un poco. De repente, Alina reaccionó e interrogó con indiferencia: —Le obligaste a Andre que se fuera, ¿verdad? Caleb echó una mirada a la cara enfadada de Alina y se dijo para sí mismo: —Parece que estás más acostumbrada a vivir aquí. Aunque este no le respondió a la pregunta, por su expresión, Alina pudo asegurarse de que era él quien le había obligado a Andre a salir de Ingford. Mirando la cara sombría de esta, Caleb se rio ligeramente y, sin más, sacó el teléfono y marcó un número
Pronto la llamada se conectó y Caleb dijo: —Tomas, envía mi equipaje a la Mansión Mulherd inmediatamente. Ante sus palabras, Alina gritó enfadada: —¡¿Qué demonios quieres hacer?! Luego quitó el teléfono de la mano del hombre y lo colgó directamente. —Oye, ¡no te atrevas a decirme que te mudas aquí! —Alina estaba tan enfadada que casi perdió la cordura. De repente, Caleb la agarró de la muñeca clara y delicada y, antes de que ella pudiera reaccionar, la cogió en sus abrazos. Alina entró en pánico, acto seguido apartó con fuerza a Caleb y trató de levantarse. Sin embargo, este volvió a tirar de ella con fuerza, y ella cayó otra vez en sus abrazos. Alina se puso tan enfadada que gritó histéricamente:—¡Sinvergüenza! ¡Suéltame!Al ver que el hombre no tenía ninguna intención de soltarla, Alina, dejándose llevar por la ira, levantó la mano y le propinó una fuerte bofetada a él. La cara de Caleb se puso sombría de inmediato. Aparentemente, no esperaba que la mujer fuera tan atrevida que lo pegó. Desde su regreso a Ingford, ¡¿cuántas veces ella le había abofeteado?! ¡Ninguno se había atrevido a abofetearlo desde niño!Alina, con el pecho lleno de rabia, gritó con voz temblorosa:—¡Fuera de mi casa ahora mismo!No obstante, Caleb continuó sentándose en el sofá sin inmutarse