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Soy más rica que mi exmarido multimillonario

Capítulo 15

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Alina, tras zafarse de la presa de Caleb, mantuvo inmediatamente una cierta distancia de él, lo miró con recelo y gritó: —¡Lárgate de mi casa! —Alina —Caleb habló, en un tono muy tranquilo. Pero en este tono tranquilo, Alina percibió un atisbo de peligro que nunca había sentido. «Si la marcha repentina de Andre se debe al plan de Caleb, ¿mi regreso a Ingford es parte de su plan?» Este pensamiento de repente pasó por la mente de Alina. Alina, ya al borde del colapso, miró al hombre que tenía delante con el rostro ligeramente pálido. Caleb se levantó, se le acercó a ella y le levantó la barbilla para que lo mirara a los ojos. Mirándolo, sin parpadear, Alina preguntó con frialdad: —Caleb, ¿qué demonios quieres hacer? —¿Qué crees que quiero hacer? —Tu prometida es Emma, ¡ve a buscarla si te sientes aburrido! ¿Por qué me acosas? Hablando de Emma, Alina no pudo evitar sentir angustias

¡¿Cómo Emma pudo llegar a ser una persona así?! ¿Cómo pudo estar tan descarada para ser la prometida de su exmarido? ¡Qué irónico fue todo esto! Caleb la miró a los ojos y preguntó con seriedad: —¿De verdad no sabes por qué Emma llegó a ser mi prometida? «¿Por qué? ¡Me importa una mierda!» —¡No quiero saber nada de tus desagradables y sucios asuntos! —replicó Alina. Caleb la soltó, y continuó, pero con un tono más serio: —Andre ha aceptado firmar los papeles del divorcio. —¡¿Qué?! ¡No puede ser! Andre no los firmaría —Alina se quedó atónita antes las palabras de este. Caleb esbozó una sonrisa despectiva, y luego dijo despreocupadamente: —Los firmará. Al ver la sonrisa petulante en su rostro, Alina se dio cuenta en este momento de lo horrible y despreciable que era este hombre. Sin necesitar pensárselo, Alina sabía que él debía de haber utilizado algún medio despreciable para forzar a Andre a firmar

De lo contrario, Andre no se habría ido tan apresuradamente de Ingford para volver a Shirling. No obstante, pasara lo que pasara, ¡su relación con Andre no se rompería por un acuerdo de divorcio! Alina miró al hombre que estaba sentado perezosamente en el sofá y preguntó con cara inexpresiva: —¿Qué más no te atreves a hacer? —Je, je, podré hacer cualquier cosa mientras quiera yo. Alina se quedó sin palabras, sin saber cómo replicar por un momento. ¡Qué hombre dominante y arrogante!—He comprado un coche nuevo para ti. Te lo entregarán mañana —Caleb cambió de tema. —¡No lo necesito! —Alina se negó airadamente