LIBIDO (COMPLETA)
Capítulo 20

El apuesto hombre pone la copa sobre sus labios y bebe todo el vino tinto de un sorbo, deja la copa vacía en la bandeja del mesero que pasa a un lado de nosotros. —Deja presentarme bella dama. Me llamo Nick Kenneth. —Un gusto conocerte, Nick. Me llamo Mallory Hoffman. —Un placer conocerte Mallory. ¿Aceptarías beber una copa de vino conmigo? Nick es muy amable, sin pensarlo acepto su invitación. —Acepto. Nick me guía hasta la mesa de bebidas, agarra dos copas de vino tinto y me entrega una, la bebo gustosamente. Sonreímos y chocamos las copas para brindar por habernos conocido. En confianza platicamos para conocernos. Después de beber un par de copas más Nick me invita a visitar el jardín que está en la casa, acepto su invitación, de estar adentro me había comenzado a aburrir. Salimos alejándonos de la aglomeración de gente yéndonos a la parte trasera de la mansión. —Me has dicho que te gustan las flores, te va a encantar. —Me encantan —confirmo. Nick me agarra de la mano y me hace caminar más rápido. Dejamos atrás la elegancia y me enfoco en el grande campo. Me sorprendo por la hermosura de la naturaleza, desde niña he soñado con un jardín así de hermoso y sorprendente. Al ver el lugar lleno de flores me enamoro por completo. Salgo corriendo en busca de esos tulipanes color naranjas que tanto me fascinan, me agacho para verlos mejor y con admiración inhalo su olor. — ¿Te gustan los tulipanes? —Son mis favoritos. Nick me observa cómo me muevo de un lado a otro observando y oliendo las flores. —Detrás de esos muros llenos de enredaderas hay una gran cantidad de flores e incluso hay un estanque —dice. Dejo de prestarle atención a las orquídeas y me enfoco hacia donde señala con su dedo para mirar aquellos muros. La idea de ver aquel lugar me emociona, pero el simple hecho de ver aquellos muros me aterra pasar por ahí. — ¿Estás seguro de que detrás de esos muros hay un hermoso lugar? —Por supuesto, conozco bien el caminó. Cada vez que vengo a casa de los Clark siempre me escapo para visitar el lugar. ¿Te gustaría ir a verlo? —Si quiero. —Vamos. Me extiende su mano, dudosa la acepto. Hace entrelazar nuestros dedos y me nos dirige hacia los muros; se ven tétricos, pero confió en que más allá de ellos hay un lugar hermoso. Los muros son tan altos que parece que estamos en una película de terror. Conforme más caminamos me siento perdida, me hace dudar si debemos seguir, pero Nick se ve muy decidido, no muestra miedo alguno. — ¿Estás seguro que no nos hemos perdido? —Seguro. Casi llegamos. Me hace caminar más rápido y en unos pasos más percibo la clara luz de la luna e incluso puedo ver el lugar tan maravilloso. Es un campo sin fin, lleno de pasto con pequeñas flores blancas en él y con pocos árboles dejándonos contemplar lo profundo del cielo brillante y en el estanque se refleja perfecto las estrellas. Quedo anonadada por tal belleza. — ¿Te gusta? —Me. Me fascina —una amplia sonrisa se dibuja en mi cara. —Me alegra que te guste. — ¿Cómo sabes de este lugar? Se ve que nadie viene aquí. —Desde pequeño mis padres me traen a este tipo de eventos y me aburren, así que salí a caminar y al ver aquellos grandes muros tuve mucha curiosidad. Aunque no te miento tuve miedo, pero al descubrir este lugar quede fascinado y siempre vengo cada vez que puedo. —Todo esto es una maravilla. Parece irreal. —Sí, lo sé. Nick me invita a caminar un poco por el lugar, rodeando el estanque, quedo fascinada. Después de pasear un poco decidimos regresar caminando por lo tétricos muros, a mitad de camino Nick jala de mi mano y me detiene. — ¿Qué sucede? —pregunto
No me da explicaciones y se lanza a mis labios; no pongo resistencia, desde que lo vi me llamaron la atención sus labios y ahora es un placer besarlos. El beso se intensifica comenzando con una batalla de lenguas, deja de besar mis labios y baja a mi cuello succionando de él con morbo, siento sus manos escabullirse en el vestido negro, agarra mi trasero y lo estruja en sus manos. —Nick detente. Se niega a dejar de besar mi cuello. Comienzo a sentir como me invade el calor y si no detengo esto terminaré dándome un revolcón con él. No hay nada de malo lo que hago, pero estamos en la mansión de los Clark y si alguien nos ve armaré un tremendo escándalo. — ¡Detente! Con fuerza lo empujo logrando separarlo de mí. Tiene la respiración exaltada y por la poca luz de la luna puedo ver el bulto en sus pantalones. —Moría de ganas por besarte —se justifica. —Entiendo, también yo quería hacerlo. Nos brindamos una cálida sonrisa y regresamos al jardín. Caminamos tranquilamente hacia el salón, pero aquella voz gruesa y varonil a mis espaldas interrumpe mi camino. — ¿Qué haces aquí Mallory? —el cuerpo se me pone rígido. Mi compañero lo nota y me voltea a ver con cara de no entender la situación. —Te estoy hablando. Nick se voltea a ver a la persona que me habla, con confianza lo saluda. —Jaxon, hace mucho que no te veo —lo saluda. Me volteo a verlo impactándome con su dualidad. Lleva puesto un increíble traje, pantalón ajustado a sus grandes muslos, una camisa de seda negra con olanes en las manos y un increíble saco floreado y las increíbles joyas que rodean sus dedos, es bellísimo como siempre, no me sorprende verlo vestido de esa manera, pero su dualidad me fascina y es digno de admirar. — ¿Qué haces con ella? Más bien, ¿Ella que hace aquí? —regreso de mi viaje astral y lo miro a sus encantadores ojos grises. —Me invitaron a la ceremonia —me justifico. Sus gestos se endurecen y sonríe de lado, lleva su mano a su barbilla y la acaricia mostrando los increíbles anillos que adornan sus largos dedos. Realmente se enfadó por mi presencia. —Te espero afuera —cabreado, sale del lugar. Me giro a ver a mi acompañante confundido. —Lo lamento, me tengo que ir. —No hay problema, ve. —Gracias por esta noche, la pase muy bien —me sincero. —También la pase bien. Espero verte de nuevo. —Espero lo mismo. Me acerco a darle un beso en la mejilla y luego me alejo de él despidiéndome con la mano. Camino con rapidez para no hacerlo perder la paciencia, mientras más me acerco a la salida más me da miedo. Jaxon es el causante de mi miedo. Al salir completamente de la casa, lo veo recargado en su coche. A pasos lentos me acerco hasta quedar enfrente de él. —Te dije que no vinieras. —Tu madre me insistió. — ¡Aquí el que manda soy yo! ¿Te quedó claro? —Pero. —me interrumpe. —Ningún pero, Mallory. ¿Qué hacías con ese tipo? —cambia el tema repentinamente. —Solo platicando, necesitaba un poco de compañía. — ¿Me ves la cara de idiota? No me deja responder, me agarra del cuello y me junta a su cara con brusquedad quedando a centímetros de sus labios. — ¿Esa marca roja qué? Yo no te la hice, se ve reciente y tus labios están hinchados —está que revienta de la ira, las venas de su cuello lo delatan. —En el contrato dice que cada quien hace su vida aparte. Es la regla número ocho, ¿La recuerdas? No dice nada, sus ojos lo dicen todo, esta eufórico, pero eso a mí no me importa; en el contrato está estipulado, él me obligo a aprendérmelo así que hago lo que dice el contrato. —Sube al auto —ordena. Se sube del lado del conductor y yo me subo al lado contrario. Pone en marcha el auto y nos alejamos de la casa de sus padres perdiéndonos en la carretera alejándonos de la ciudad
Mientras maneja la furia se le pasa. —Hoy tenemos planes diferentes, así que quita esa cara. Me relajo en mi lugar y en me enfoco en él. — ¿A dónde vamos? —pregunto con curiosidad. No sé porque me encantó verlo enojado, aunque en ocasiones da miedo, pero cuando es porque me ve con otro hombre y se enoja, eso me gusta. —Vamos a una reunión. — ¿A estas horas de la noche? —Sí, suelo asistir a estas reuniones. Pienso que ya estas preparada. — ¿Preparada para qué? —Ya lo verás. Su respuesta me deja confundida, ¿Preparada para qué?, él y yo hemos hecho muchas cosas morbosas en estos meses, «¿Existe algo más que eso?» Maneja por unos minutos más llegando a Rheinland. No entiendo a qué tipo de reunión vamos a ir a esta hora y fuera de la cuidad. Nos desviamos de la carretera y nos metemos entre los grandes árboles, observo a mi alrededor y se ve tétrico, solo los faros del auto iluminan el camino. A los pocos metros el camino se alumbra con farolas y entre más nos acercamos hay más luz. De inmediato, en nuestro panorama aparece una increíble estructura, un castillo antiguo con grandes muros grises y los tejados en terminación en punta y de color azul. — ¿Qué hacemos aquí? —pregunto anonada. —Ya lo sabrás. Estaciona el auto enfrente del castillo y me hace bajar. Me agarra de la mano y nos hace caminar por el angosto camino hasta detenernos en el portón enrejado del castillo. Un hombre vestido con un elegante traje negro abrillantado y con mascara aparece del otro lado de la reja. Jaxon de su saco saca dos pequeñas tarjetas y se las entrega al hombre con mascara de conejo. El hombre se aleja y se mete a un cubículo, tarda unos minutos y regresa con las tarjetas. —Sean bienvenidos. El hombre le entrega las tarjetas a Jaxon y enseguida se abre el portón dándonos acceso al castillo. Jaxon me jala y caminamos hasta la puerta de entrada a la increíble estructura. La gran puerta de madera se abre y enseguida el aire caliente del lugar golpea en mi frio cuerpo. Nos adentramos y observo el lugar, increíbles muros adornados de cerámica y con pequeños detalles dorados, una gran alfombra roja aterciopelada se encuentra debajo de mis tacones el cual seguimos para que nos lleve al centro del lugar. El amplio salón brilla de dorado por los increíble y, posiblemente pesados, candelabros colgados de los techos. «¡No sé qué mierda hacemos aquí!»Otros dos hombres con mascara de conejo y de traje brillante nos abren la puerta dándonos acceso al salón principal. Me asombro al ver gente bailando, bebiendo y conversando con tranquilidad cómo si fuera una reunión entre personas de la realeza. Todos llevan increíbles prendas; ahora entiendo la forma de vestir de Jaxon. Tanto hombres y mujeres destacan por las extravagantes prendas que llevan puestas, brillantes, exuberantes, llamativas; me siento sin moda en este lugar. Todo parece tranquilo entre la multitud. Jaxon sigue jalándome atravesando por el baile sincronizado de los presentes. De nuevo aparecen otros dos hombres trajeados con mascara y nos abran la puerta dándonos entrada a otro salón, con luces más tenues y un poco oscuro. En esta sala hay menos personas, pero eso no quiere decir que las personas, tanto hombres como mujeres se besen, toque, acaricien entre ellos sin llegar a lo vulgar. «¿Qué tipo de reuniones son estas?»—Jaxon, ¿Qué es este lugar? —pregunto sin dejar de mirar a mi alrededor. No me hace caso y continúa jalándome hasta llegar a una mesa de cerámica negra, se sienta en el gran sofá de gamuza blanca y me hace sentarme sobre sus piernas. Alza la mano y en seguida llega una mujer con traje negro ajustado de plástico con una máscara de un ave negra, «bastante sexy el atuendo. »—Traernos un trago de vodka. La mujer asiente y se marcha moviendo las caderas de una manera sensual. Contemplo nuestro entorno, me impacto por el atrevimiento de la gente bailar con erotismo, otras besándose, lo normal cuando vas a una fiesta juvenil, pero lo más fuera de lo común son los atuendos. Dejo de ver a los demás y me enfoco en el hombre que tengo atrás que sin vergüenza alguna acaricia mis desnudas piernas. — ¿Qué es este lugar? y ¿qué hacemos aquí? La chica se acerca de nuevo y pone los vasos de cristal en la mesa de cerámica brillante y se marcha moviendo las caderas con sensualidad mientras se acomoda su largo cabello. Jaxon se estira, agarra el vaso y le da un sorbo a su bebida. —Jaxon, explícame —exijo una aplicación. Sus ojos impactan con los míos, sonríe y acaricia la comisura de mis labios con su dedo pulgar. —Nena, es momento de ofrecerte. ¿Ofrecerme? ¿A qué se refiere con ofrecerme? ¿Qué es eso?