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LIBIDO (COMPLETA)

Capítulo 69

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No puedo creer lo que mis ojos ven, estoy estupefacta. Me dentro más a la habitación y comienzo a recorrer cada esquina del lugar. No me sorprende ver el lugar, tengo noción de esto; lo que me deja sorprendida es que mi madre lo haya utilizado. Me detengo en una pequeña repisa donde puedo ver a través del cristal unos pequeños aros; por curiosidad abro el vidrio haciendo correrse a un lado, suelto la manija y extiendo mi mano para tomar las piezas, al tenerla en mi mano siento su textura, es dura. Mi vista se enfoca en encontrar algo más, pero no veo nada fuera de lo normal que solo un aro de color. — ¿Qué es esto? Me pregunto al no reconocer la pieza entre mis manos. —Es un anillo. Su voz me asusta y hace que la pieza caiga de mis manos al suelo, trato de recuperarme del susto. Jaxon se agacha para recoger la pieza y lo toma entre sus dedos. — ¿Qué haces aquí? —le pregunto. —Tardaste en llegar —dice. Su vista se pone a observa el lugar en donde nos encontramos —No me sorprende que tu madre tenga esta habitación. Jaxon mira de nuevo el anillo entre su mano con detenimiento. — ¿Para qué sirve el anillo? —pregunto, no me da vergüenza hablar de estos temas con él. —Retiene el orgasmo. Se le pone al hombre. No recuerdo haberlo usado y por ello me da curiosidad de usarlo. —Me gustaría usarlo —confieso. —Nena, esto es para. Oh no, no, no —al entender mi referencia se niega. Con unas inmensas ganas de probarlo en él, le ruego. —Por favor —suplico. —No corras si no sabes caminar —me advierte. —Pero me gusta correr —hago un puchero. Me acerco atractivamente a él, poso mis manos en sus hombros y las bajo tocando su pecho, mientras lo acaricio me muerdo el labio al saber lo que hay debajo de esa camisa. Jaxon bruscamente me toma de la cabeza y junta nuestros labios. Enredo mis manos entre su corto cabello y a pasos lentos y cortos lo guio hasta el sillón que está aún lado de la cama. Lo tomo de su pecho y lo empujo hasta que cae sobre el sillón. Traviesa, con mis manos separo sus rodillas, una de la otra, me hinco entre sus piernas y llevo mis manos hasta el botón de su pantalón, lo desabrocho y bajo el cierre; con ambas manos tomo su pantalón y el bóxer, y de un solo jalón se los quitó dejando descubierta su zona inferior. —Nena, yo soy el que manda en esto —dice con superioridad. —Lo siento, pero ahora yo tomo el mando. Coqueta, me acerco a su rostro y beso sus labios, él inmediatamente agarra mis piernas y por encima del pantalón masajea mis muslos; me levanta y me sienta sobre sus piernas quedando justamente debajo de su casi erección. Al sentir la erección, la piel se me eriza. Comienzo a moverme para levantarlo y ponerlo duro porque así se siente mejor. Llevo mi mano hasta su pecho y comienzo de desabrochar los botones de su camisa hasta ver su piel canela; pego mis labios a su bronceada piel, la beso y succiono con delicadeza. Como muestra de mi gran trabajo escucho los suspiros de Jaxon. —Nena~ —gime Me levanto de su encima y de nuevo poso mis labios en su piel, poco a poco voy descendiendo hasta llegar a su masculinidad. Le quito de las manos el aniño y lo observo, me alejo de él y busco con la mirada algo para limpiarlo. A lo lejos puedo ver en el estante un paquete de toallitas, no dudo en ir, leo la caja y tomo una al confirmar que son toallitas desinfectantes. Regreso a mi lugar, seco el anillo con mi blusa y me lo meto a mi boca para lubricarlo. Jaxon me ve embelesado por mis movimientos, puedo notar la grande erección. Se comienza a excitar. Me arrodillo frente a él entre sus piernas y meto mi mano a su bóxer, de inmediato mi piel toca la sensible, cálida y blandita piel de su pene

Agarro con delicadeza su miembro y lo saco de su ropa interior dejándome ver la excitante y tentadora glande rojiza. Con delicadeza pongo el anillo en la punta roja y poco a poco lo deslizo hasta llegar al tope; su miembro se hincha y se vuelve más rojizo por lo apretado del anillo, las venas se comienzan a resaltar y, eso me excita demasiado. Me excita verlo de esa manera, pero admito que me encanta más cuando él tiene el mando sobre mí. Su mirada me dice que lo hago bien, le gusta el morbo que creamos. Sedienta de tenerlo en mi boca, sin dudarlo paso la punta de mi lengua por la rojiza glande; Jaxon se estremece al sentir mi lengua y eso me encanta, me encanta que lo disfrute tanto como yo. Sin contenerme lo meto a mi boca con profundidad disfrutando su salado sabor. Muevo la cabeza de arriba hacia abajo metiendo y sacando su endurecido y enrojecido pene. —Ah~ nena~ —gime en desesperación. Mientras chupo, mis manos juegan con sus testículos haciendo mejor su placer. No deja de verme como devoro su carne; le satisface verme sumisa. Dejo de chupar al sentir las gotas saladas en la punta. Me levanto de mi lugar y lo miro acostado en el sillón; tiene el pecho acelerado y sus grisáceos ojos gritan que me desnude. Sin dudarlo me quito la blusa y después mi pantalón de mezclilla junto a mis mojadas bragas quedando solo el sostén que a simple vista se ve el pezón erecto por la fina y delgada tela. Con morbo fijo mis ojos en los de Jaxon y con mis dedos toco los erectos pezones y jalo de ellos haciéndome gemir al instante. —Quiero verlas, quítate el sostén —ordena. Desabrocho el sostén y lo dejo caer en la alfombra negra de la habitación. Me subo arriba de él sin tocar nuestros cuerpos y devoro sus labios. Él al instante pone sus manos en mis glúteos y los golpea haciéndome gemir en su boca. —A la cama —demanda. Sumisa me alejo, camino hacia la cama y me dejo caer en la suave y limpia cama. Jaxon se levanta del sillón y se aleja, pensé que se me aventaría encima. Analiza el entorno, algo llama su atención y se dirige al gran muele de cristal, abre las puertas y saca un tubo de metal, el objeto metálico dos tiene agarraderas a los costados y otras dos al centro. Al ver el objeto me impacto, nunca lo había visto. Hay muchas cosas aquí que no conozco, son herencia mi madre, por algo me dieron la llave. Se acerca a mí como un cazador, mi mirada pasa de sus ojos tentadores a su pecho, bajo y continuo en su pecho, sigo bajando a su abdomen detallando esos cuadros fornidos, y por último bajo más la mirada y me detengo es ese pene venoso y rojizo que gotea y brilla por el pre semen. Al tenerlo cerca dejo de mirar su parte íntima y regreso a sus ojos. —Levanta las manos —dice. Extiendo mis manos hacia arriba, las agarra y esposa mis muñecas en las agarraderas de en medio. —Levanta las piernas. Y con sus movimientos comprendo por dónde va el asunto. Levanto los pies al aire los mas que puedo. Toma de uno, lo esposa y luego el otro. Estoy esposada con mis extremidades juntas al aire. —Seré rudo —me fascina cuando habla de esa manera, con autoridad. —Hazlo —lo provoco. Con una mano sujeta el metal dejando mis extremidades al aire y con la otra mano sujeta su miembro, lo posiciona en mi entrada lubricada y de un empujón lo introduce. Gimo al sentir su invasión, tener dentro su masculinidad es el mejor placer que he sentido. Jaxon Clark siempre me satisface, es el único. Sin dejar escapar la oportunidad golpea mis muslos haciendo un ruido estremecedor por el choque de su palma en mi piel. —Oh por dios~ —gimo por la increíble sensación. Gracias a la posición puedo sentirlo en lo más profundo sensibilizándome. Quiero moverme, quiero tocarlo, pero no puedo hacerlo, el estar sujeta me inmoviliza. Poco a poco el placer se acumula en mi vientre dejándome sin fuerzas

El sonido de su piel chocar con mis muslos me hace delirar, el delicioso ruido erótico me empapa más de lo que ya estoy. No puedo contenerme más tiempo; gimo más fuerte y las piernas me comienzan a temblar. Jaxon sabe que llegaré, impaciente aumenta sus embestidas sujetándome con fuerza y en un par de segundos exploto al sentir la corriente de placer recorrerme por todo el cuerpo. Clark se estremece y en segundos siento su esencia llenarme. Sin recuperarse de su resiente orgasmo, libera mis pies, jala el tubo, me pone de mi pie y me besa los labios posesivamente hasta dejarme sin aire. Me agarra de la cintura y con su ayuda me da la vuelta dándole la espalda. De un empujón me agacha quedando mi trasero a lo alto y de nuevo esposa mis pies. De cabeza, por la abertura entre mis piernas veo como deja caer el brilloso anillo al suelo. La sensación de sentir sus largas manos recorrerme la piel de mis piernas me estremece, llega a mis glúteos y lo golpea haciendo un gran estruendo en la habitación. Da otro azote y continúa con el otro, de uno pasa al otro hasta dejar mi piel irritada. Me es estimulante el golpeteo de sus pesadas manos estrellarse con mi piel. —Yo soy el dominante, recuérdalo —dice. Escucho como se introduce los dedos a la boca y los chupa, excitada por el siguiente movimiento no me muevo y espero la invasión. Solo basta esperar un segundo y al momento, la mojada llama de sus dedos pasas por la largura de mi coño. —Cremosa. Sus dedos aprietan mi clítoris y tiemblo en mi lugar. Los mueve de forma circular llevándome al paraíso de placer. —Más~ —pido en suspiros. Sus dejos no dejan de detenerse, incluso van más rápido cada vez que imploro por más. —Me gusta verte así, mi amor. Dispuesta a mí. Me fascina su voz. Con un gran respiro lleno mis pulmones de aire lista para correrme, pero sus dedos dejan de tocarme. Lo veo caminar hasta quedar frente a mí, se hinca y toma mi barbilla para alzar mi rostro. Con dificultad lo veo, sus ojos demuestran placer y amor, su frente está sudada y su cabello despeinado. —Te amo, nena —confiesa. Después de sus cálidas palabras, besa mis labios cambiando el ambiente erótico a uno más romántico. —También te amo —susurro en sus labios. Ambos sonreímos, Jaxon se levanta y se posiciona detrás de mí; de nuevo toma mis caderas. Estoy impaciente por sentirlo de nuevo. —Hazlo, amor —lo aliento y, sin más, siento como me invade —¡Ah! ~ Sus estocadas son lentas pero profundas, logran tocar mi punto débil. El escuchar el choque de nuestras pieles sudadas haciendo eco por la habitación y que a la misma vez son mezcladas por nuestros gemidos es lo más morboso que se puede escuchar. Fuerte, profundo y con rapidez, me hace enloquecer que no puedo controlar mis gemidos. Grito como una perra loca, pero no puedo disimular lo bien que lo estoy pasando. Segundos después Jaxon se corre llenándome de nuevo y con sentir su esencia tibia en mí, me éxito y llego a mi orgasmo. Saca su masculinidad y siento el alivio en mi cuerpo al liberarme; cansada y sin fuerza me dejo caer en la alfombra. Me siento peor que haber ido al gimnasio. Trato de controlar mi respiración. Jaxon se pone el bóxer y luego su pantalón; me ayuda a cubrir mi cuerpo con una bata de baño, me levanta de suelo cargándome en sus brazos y salimos de la habitación dejándola como si nada hubiera pasado. Llegamos a nuestra habitación, me deja sobre la cama y con las demás sabanas cubre mi cuerpo, él se acuesta del otro lado de la cama aun lado de mí y comienza a acariciar mi despeinado cabello. —Descansa, nena —besa mi frente con ternura. Sonrío, cansada cierro mis ojos y en cuestión de segundos me quedo dormida por el cansancio, pero satisfecha por hacer el amor con Clark