El Socio de mi padre
Capítulo 70

Axel Vega Lazcano Puerto Vallarta, Jalisco, México La solté y ella se puso histérica, comenzó a aventar cosas del lugar, hasta los vasos, los platos y cosas del evento. Que coraje y que vergüenza sentí en ese momento y no contenta con eso, se fue de nuevo a gritarle a Amaia. –Mira, niñita, te haces la santa, pero eres tan zorra como la güera y tan puta como tu hermana, Alejandra – Le escupió en la cara – Te odio y las voy a matar a las tres. –Con mi hermana no te metas pendeja – Ale agarró de los cabellos a Cecilia – Que ella, no tiene nada que ver con tu marido. Ni yo tampoco, aquí la única con quién Axel debe estar acostándose es con la güera. Ale, se estaba defendiendo como podía y como no le caía bien la güera, la habia incriminado a ella, pues no iba a decir que su hermana, Amaia, se acostaba conmigo. –A mí tampoco me metan en sus problemas – Se defendió la güera – Yo no ando con Axel, todos saben que solo somos amigos. Cecilia, quiso pegarle de nuevo a Amaia, algo dentro de ella desde ese momento le gritaba la verdad, pero Ale no se detuvo y aventó al suelo a Cecilia, se dieron de golpes, Cecilia aun con su brazo enyesado se defendía, y después un chillido masivo de Cecilia, terminó con todo. Ale le quebró la nariz. –Te voy a demandar, idiota – Chillaba Cecilia – Te vas a pudrir en la cárcel, Alejandra. Bin Laden, regresó acompañado de Mauricio quién observaba la escena con una cara que no era otra, sino la de decepción. Como era lo lógico, pues veníamos aquí de viaje de trabajo y ahora, todo se había convertido en un circo derivado de mis problemas matrimoniales, con la infeliz de Cecilia. –Axel, necesito hablarte – Mauricio me dijo con autoridad – A la voz de, en este momento. Mauricio tenía cara de pocos amigos y la regañada que se avecinaba, no sería nada grata, porque me imaginaba que esto había sido la gota que derramó el vaso. –Claro socio, vamos. – Dije sin rechistar. Mauricio se encaminó al área de la playa y yo lo seguí, dejando todo el relajo montado atrás, Cecilia en el suelo llorando y sangrando a mares de la nariz
Ale enfurecida por lo que dijo la loca de mi esposa, la güera solo veía la escena y Amaia, solo se quedó viéndome. La güera consternada y preocupada por todo lo ocurrido y ella, mi preciosa Amaia, se veía que estaba asustada, horrorizada y con miedo, por todo lo que sufrió por la loca esa de Cecilia. Entrando a la playa, Mauricio, como era lógico me confrontó ya toda esta situación le habia colmado la paciencia. –Axel, estoy lo que sigue de decepcionado de ti – Me dijo sinceramente – No puedo creer, todo esto que ha pasado, mira todo el alboroto que se ha formado en torno tuyo y en el de tu esposa – Dijo furioso. – Tienes que solucionar tu vida, me has hecho quedar mal, a mí y a la firma, aquí delante de todo el mundo, tu mujer no tiene por qué estar aquí, esto es un asunto de trabajo. Mauricio tenía razón, porque en primer lugar, no debí aceptar que Cecilia, se viniera a Puerto Vallarta conmigo y en segundo lugar, la hubiera mandado con sus familiares, yo no iba a estar con ella de todos modos, porque ni tiempo teníamos, después de cada curso. –Socio, lo siento mucho amigo – Dije sinceramente – Sé que no debió pasar nada de esto, pero en mi defensa te digo que Cecilia, es quién se ha vuelto loca. Buscando en todas las mujeres con las que trato, a mi amante. –Axel, ustedes ya tienen mucho que no están bien y yo te dije que tenías que arreglar eso. No pueden seguir así – Declaró Mauricio – Y que sea, la última vez que la loca de Cecilia, se mete con mis hijas o a la otra, no respondo. Lo conocía y no me iba a amenazar por que sí, pues tenía razón de sobra si actuaba en contra de Cecilia, ella era la que había agredido a sus hijas, era la que había formado el alboroto y había cierta posibilidad de que nos sacaran del hotel y nos prohibieran la entrada. –Sí socio, lo siento mucho – Me disculpé – Veré para que Cecilia se largue de regreso a León y deje de dar problemas aquí. Hablaré con sus primas, te lo prometo. Era la única razón viable, que se la llevaran y dejara de molestar a los demás, había sido muy estúpido de mi parte haber aceptado que se colara en mi vida laboral. –Axel, dime la verdad, entre colegas, entre socios y entre amigos – Mauricio me miraba fijamente – ¿Andas con otra mujer? No creo que tanta cosa que se ha armado aquí, sea sólo por las locuras de Cecilia. Claro que le diría la verdad, pero solo a medias, por ningún motivo expondría a Amaia, ante sus ojos, yo tenía que resolver mi situación legal con Cecilia, para poder hacer cualquier cosa. –Sí socio, tengo una relación fuera del matrimonio – Respondí con sinceridad – No sólo eso, no solo me acuesto con mi amante
Estoy enamorado como un loco de ella. Mauricio se llevó las manos a la cara y no era aquello para menos, era lógico que se iba a sorprender, por lo que yo acababa de decir. Seguramente conociéndolo no lo vio venir y eso lo consternaba más. Yo conocía a su amante y también a la de Bin Laden y muy dentro de mí, yo sabía, que él conocía a la mía. –Sé que no me incumbe meterme en esto Axel, es tu vida, pero dime, entre amigos ¿Es Ivanna? La mujer de la que estás enamorado – Mauricio, no tenía ganas de quedarse con la duda – Entiendo si no quieres responderme, pero no sería nada descabellado. La güera es una de las mujeres más bellas que he visto. Aquí era donde entraba el dilema, porque no le diría quien era, simplemente sacaría a la güera de la cuestión, pero el nombre de Amaia, no saldría de mi boca, no todavía. –No Mauricio, no es la güera – Dije sinceramente – No la conocen y prefiero que las cosas queden así, ya viste lo loca que está Cecilia. Además, a ella la amo, de tal manera que cuando la presente ante la gente, lo quiero hacer bien, presentándola como mi novia y dándole el lugar que se merece. –Entiendo Axel, pero para eso tendrías que divorciarte. – Aseguró mi socio. Era lo más recomendable, ya no tenía caso seguir casado con Cecilia, por muchas razones, por todo los escándalos que había provocado en el hotel y porque yo nunca la había querido. –Y eso haré – Sentencié – Llegando a León, le pienso pedir el divorcio a Cecilia. Ya lo había dicho, eso sería lo que me iba a llevar a hacer Cecilia, porque yo con ella ya no quería tener nada que ver, ese era nuestro destino. –Será lo mejor que puedes hacer, Axel, así te evitas de tantos problemas. – Me dijo y me dejó ahí en la playa. Ya no había más que decir, a esa conclusión ya había llegado desde hacía mucho tiempo atrás