อ่านนิยายออนไลน์ทั้งหมดฟรีที่นี่

No más palabras

Capítulo 27

sprite

—Oh, por favor. Dime que no estás llorando. Prácticamente trepo al regazo de Harry y limpio mis lágrimas de su camisa. Él ríe antes de quejarse. —Ella va a morir, yo sé que va a morir— lloriqueo estirando mi mano y tomando un puñado de palomitas de maíz que se pierde en mi boca. Ni siquiera voy a pensar en toda la grasa que estoy consumiendo y lo mucho que va a sufrir mi pobre colesterol. Mastico ruidosamente estrujando mi rostro del pecho de Harry. —No puedes solo asumir que ella morirá, quizás. —Esa ha sido la idea del director, Harry, que amemos al personaje antes de matarlo. Ella va a morir, yo lo sé. —Entonces ¿Para qué querías ver esta mierda? —Porque el protagonista es lindo y nuevo, quería saber si me iba a gustar invitarlo al programa ahora que está haciendo una gira de firmas acá en el Venezuela. —Pensé que habíamos llegado al acuerdo de que en tus días del mes, nada de películas tristes porque te vuelves un desastre llorón. —Harry— saco mi labio inferior viéndolo a través de mis pestañas húmedas, él ríe— ¿No te da tristeza? —Solo he podido notar que el argumento es pobre y muchas escenas no tienen ni una pizca de sentido. De hecho estoy rogando que ella muera. — ¡¿Pero qué dices?! —Si muere podré darme por satisfecho de que algo en esta trama tonta tuvo sentido. —Si muere voy a llorar sobre ti. —Ya lo estás haciendo. Salgo de su regazo y me siento a su lado en mi cama cruzando mis brazos a la altura de mi pecho, por supuesto que él ríe mucho más mientras se saca su ahora desastrosa camisa por mi culpa. —Creo que has dejado moco en esta. —Ojalá y tenga más mocos que lágrimas. —Tus buenos deseos siempre consiguen que te amé más. No puedo evitar sonreír antes de dejar caer mi cabeza sobre su hombro. Me hubiese gustado que Sabrina se nos uniera, pero ella parecía estar cansada y dijo que necesitaba más horas de sueño. Agarro un puñado de gomitas ácidas y suspiro de placer. Lo que no mata engorda, y si engordo supongo que deberé hacer más horas de ejercicio. Nada nuevo. Seguimos viendo el transcurso de la película y ella muere. ¡Maldita sea! Ella muere. En situaciones normales seguro hubiese concordado con todos los defectos que Harry compartió, pero ahora que estoy muy sensible solo puedo llorar y llorar asfixiando a Harry en un abrazo de muerte. Su piel se humedece con mis lágrimas e intenta calmarme, pero sé que está entre fastidiado y divertido. Por esta razón precisamente él declaró que no podíamos ver películas trágicas, tristes o con mucho drama en nuestras reuniones del día del mes. Pero realmente quería ver al lindo actor hacer lo suyo, incluso hicieron tomas de su trasero desnudo en la cuestionable escena de sexo. —No puedo creer que muriera. —No puedo creer que viera una película tan mala— declara y golpeo su pecho—. Oye, sin golpear a quien te consuela. Voy a responder pero el timbre de mi casa suena, me incorporo confundida. Veo la hora en el reloj de Harry y son pasadas la una de la madrugada. — ¿Quién vendría a esta hora? —No sé, pero ve a verificar. — ¿Qué pasa si es un ladrón? Me estás exponiendo al peligro. —Elisabeth a esta hora no creo que un ladrón toquen el timbre, pero si te hace sentir mejor, déjame orinar y entonces abro. Lo veo prácticamente correr hacia mi baño y restregando mis muy hinchados ojos me levanto de la cama

Salgo de mi habitación y abro la puerta. En un principio creo que mis ojos me engañan porque después de todo los tengo muy hinchados, debido al llanto, para ver completamente bien. Pero ese cabello ya lo reconozco y la libreta en su mano como que la odio y la adoro. Paul Coleman está aquí. — ¿Qué haces. ? — ¿Estás bien? — cuestiona dudoso. No entiendo a qué se refiere hasta que recuerdo todo mi llanto y desorden. Seguro mi rostro es una cosa con una muy sonrojada nariz, ojos hinchados y enmarcados por un cabello enredado. Mi camisa es todo un desastre, incluso hay manchas de comida. Quiero gemir en protesta, no es justo que me vea en mi peor momento. —Solo fue. una película, pero ¿Tú estás bien? —Sí. — ¿Viste la hora? —Sí. — ¿Entonces. ? — ¿Y bien? ¿Algún ladrón tocó la puerta? — grita Harry antes de aparecer bostezando. Enarca una de sus cejas cuando nota a Paul. Uhm, me apuesto que esto no luce bien para Paul ni para Harry. Me balanceo sobre mis pies y juego con mi cabello. » ¿Quién es el caballero visitándote a estas horas de la noche, o quizás debo decir madrugada? Casi río de la postura de Harry mientras se acerca y se ubica detrás de mi espalda, por otra parte Paul no se intimida, le devuelve la mirada y teniendo en cuenta que es unos centímetros más alto que Harry no se acobarda. —Bueno, él es Paul, un escritor que conozco y. amigo, creo. Y él es Harry, mi compañero de trabajo, amigo y. —Su peluche de consolación. A quien le deja los mocos en la camisa— me interrumpe—. Espera ¿Eres el escritor que no se deja entrevistar por nuestra señorita? —Sí, Harry, este es el hombre malo— finjo voz infantil. Creo ver que Paul alza una de las comisuras de su boca. — ¿Me acusaste con todo el mundo? —Solo reunía mi ejército para la batalla. —Ya veo. Un gusto conocerte, Harry. —Igual. Entonces ¿Vienes a esta hora para unirte a nuestra pijamada? Porque estamos en la zona de marea roja. — ¡Harry! Oh, Dios mío. No puedo creer que tú maldito loco hayas dicho eso. —Sí y como que necesitas ir al baño, la marea roja alcanzó tu pantalón por atrás— susurra en mi oído. —No— grito corriendo al baño. —Elisabeth estoy bromeando— grita riendo. Me volteo y le enseño mi dedo medio. Paul dirige su mirada de Harry a mí, por suerte creo que no escuchó el susurro de Harry, así que no hay momento vergonzoso para mí. —No te quedes ahí de pie, hombre. Pasa y cuéntanos qué haces a esta hora viniendo a casa de Elisabeth, apuesto a que es una historia muy interesante que nos encantaría escuchar ¿Cierto, Elisabeth? —Me temo que eso es muy cierto. Pasa y siéntate en casa Paul, estoy encantada de escuchar cuál va a ser tu explicación— le doy mi sonrisa más dulce

Él rasca su barbilla, pero siendo valiente o estúpido, entra a mi casa. Quisiera advertirle que lo peor que pudo haber hecho es despertar la curiosidad de Harry, pero contrariamente es lo mejor para mí, porque entonces Harry va a hacer todas las preguntas cuyas respuestas yo quiero saber. El mejor amigo de todo el maldito mundo es el mío. Todas quisieran tener un Harry, pero es mío. Capítulo Diez: Quejas y señales — ¿Quieres algo de beber? — pregunto viendo a Paul. — ¿O quieres helado? Porque tenemos muchas golosinas aun— interviene Harry y no puedo evitar sonreír. —Helado suena bien. El hecho de que Paul esté dispuesto a comer helado a esta hora de la madrugada no debería entusiasmarme tanto, pero lo hace. Harry parece el anfitrión, se mueve como el dueño de mi casa preparándole una gran copa de helado a Paul. Me inclino hasta apoyar mis codos del mesón para observarlo a él, que se encuentra sentado en el taburete del otro lado. Soy vagamente consciente de que luzco como un desastre, incluso mi camisa tiene resto de golosinas, pero ¿Qué puedo hacer ya? —Cariño ¿Quieres más helado para ti también? —Eso estaría bien primor— respondo. Harry comienza a tararear alguna canción mientras se concentra en su gran hazaña— ¿A qué debo tu visita? —Creí que debíamos hablar. — ¿Sobre qué? ¿Sobre nuestra dramatización? ¿Nuestro descanso de los correos? ¿O esos bonitos Hashtag que usa Nicole cuando sube fotos épicas de ustedes? Frunce el ceño viendo hacia el mesón, supongo que sus pensamientos son muy dispersos. Acomodo mi cabello recogido mientras espero su respuesta. —No lo entenderías. No entenderías cómo funcionan las cosas con ella. —No se preocupe, entiendo lo más sencillo, besé a un hombre soltero que de nuevo tiene novia. —Puedes tutearme, lo sabes. — ¿Otra de nuestras treguas? — le doy mi sonrisa falsa más dulce— Si llegas a tener otra confusión mientras escribes, creo que voy a conformarme con leerla o escucharla, quizás un resumen, pero no optaré por la dramatización. —No he vuelto con Nicole. no del todo. —Este eres tú— alzo mi mano y la voy bajando—, y te vas hundiendo. —Una muestra muy creativa. —No me hagas reír, se supone es un momento tenso y memorable para los recuerdos. —Ahora tú me estás haciendo reír. —Aquí tienen sus helados. Me alzo y dejo un beso en la barbilla de Harry en agradecimiento, normalmente todos saben que tendemos a ser cariñosos, bueno, todos menos Paul al parecer y puesto que el señorito tiene su novia no siento la necesidad de dar explicaciones tampoco. No es que deba hacerlo. »Entonces Paul Coleman ¿Aún sin dejar a mi Elisabeth entrevistarte?—Todos saben de tu desplante— sonrío con suficiencia. —Aun no estoy convencido de ello. —Eso es una pena, quizás te dé miedo irte sin corazón. Porque cada chico soltero que Elisabeth entrevista queda flechado por esta belleza. —Me halagas— golpeo su brazo—, Paul no está soltero. — ¿No? — Harry parece confundido—Entonces ¿Por qué vienes a casa de otra mujer que no es tu familia o amiga a esta hora? Casi parece una llamada de sexo. —No estamos teniendo sexo—frunzo el ceño. —Lo sé primor, solo digo que no entiendo por qué no está teniendo sexo con su novia en este momento y en cambio está aquí, en tu casa, en donde él no sabía que yo iba a estar. —No tengo novia. del todo. — ¿Tienes la mitad de una novia?