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No más palabras

Capítulo 30

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—Bueno, tú advertencia fue terrorífica, nadie quiere quedar mal ante medio mundo— se ríe— ¡Vamos! Relájate, mejor hazme esas preguntas sobre Pau que querías. —Buena manera de persuadirme. Esta vez me siento en una de las sillas y ella me imita sentándose a mi lado. —De acuerdo—tomo un profundo respiro, enfocarme en Paul es mejor que pensar en esa rata que lleva el mismo apellido que yo— ¿Él y Nicole. ? —Uhm. ese es un tema bastante raro. — ¿A qué te refieres? —Nunca me ha agradado Nicole, antes solo la ignoraba o la trataba con educación. Conoce a Paul desde los 7 u 8 años, en la que mi tía y su mamá se conocieron en algún curso que hicieron. »Era la clase de niña que metía el pie y luego fingía no hacerlo, y siempre correteando detrás de Pau, supongo que desde pequeña supo cómo decirle qué hacer o Pau era muy despistado y la trataba como a un chico. —Supongo que es por eso que siempre pone la cosa de destinados. —Y porque es una pesada. Siempre fueron amigos, ni siquiera es la amiga más cercana de Pau y dudo que a sus amigos les agrade del todo, Eddy tiene cierta aversión hacia ella, la mayor parte del tiempo está gruñéndole— se ríe—. Pau pasó por un mal momento y las cosas se pusieron feas, ella evitó que hiciera alguna tontería y lo ayudó a salir adelante, eso siempre dejó en Pau alguna idea sobre Nicole siendo un ángel y el sentimiento de culpa y deuda. »Amo a mi tía, pero ella siempre se ha encargado de meterle a Nicole a Pau por los ojos. Así que él solo está haciendo lo que se supone está destinado a suceder, hace feliz a todos y lo que considera correcto. —O está enamorado. —Si estuviera enamorado Paul simplemente estaría escribiendo sobre ello. — ¿Disculpa? —A Paul no le gusta escribir sobre emociones que le incomodan. Una vez le pregunté y me admitió que simplemente no se siente cómodo escribiendo sobre ello. Abro y cierro mi boca como uno de mis peces que gracias al cielo aún están vivos. Estoy sorprendida sobre estas noticias. —Pero ¿Él es feliz? —Tan feliz como puedes ser cuando te dejas llevar por la corriente en la que todos parecen arrastrarte. Paul nunca va a quejarse de su vida y siempre querrá hacer feliz a todos incluso si deja su felicidad de lado. Está en él dejarse a sí mismo de último. —Pero. Pero se supone que debe ser engreído y narcisista. —El problema de Paul es que se rodea de personas a las que no les importa ser egoísta para que sus felicidades vayan por encima de él. Estoy segura que Nicole sabe las razones concretas por la que su relación continúa, pero siguen juntos. —Tampoco es que él sea infeliz. —Lo sé, ya te dije, a Paul no le importa dejar sus beneficios de último. —Pues que tonto, para ser feliz a otros deber comenzar por hacerte feliz a ti mismo. —Dulces palabras. Deberías decírselas. Me doy cuenta entonces porque Nicole enloqueció cuando leyó sus notas. Leyó lo que escribía un Paul apasionado, un Paul que ella no conoce

Poco a poco sonrío. Ah, otro golpe para el corazón de Nicoleta la sobrona. Supongo que entonces no se trata de que estén "destinados", se trata de Paul estando atrapado. — ¿Te gusta Pau? —Querida, me gusta Paul, Paolo, y cualquiera que vaya ser su nombre en otra historia. Pero tiene novia y en esos asuntos yo no me involucro. —Qué pena, porque tú también pareces gustarle. Al menos eso entendí cuando me hizo un interrogatorio de la misma manera en la que tú lo estás haciendo. —Espera ¿Qué? —Lo que escuchaste. Se aleja y me deja en la cocina. Me siento como si me adentrara a un laberinto. Es emocionante y aterrador. Muerdo mi labio inferior ¿Qué debo hacer? Siempre he sido la clase de mujer que va por lo que quiere. Y él me está gustando mucho y no decirlo e ir por ello me hace sentir como si me reprimiera dolorosamente. Es una tortura pensar en alguien que no puedes tener. Me hace sentir afligida y deseosa de solo arrancarlo de sus manos. Él necesita vivir un poco y me siento lo suficiente amable para ayudarlo a vivir. ¿Qué hago? Sabrina y yo tenemos la política de no chicos atados, porque no queremos hacer lo que no nos gusta que nos hagan. Tiene novia ¿Por qué tiene que tener novia? Una parte de mi me tortura recordándome que cuando empezamos la guerra de correos, él estaba soltero, estaba disponible y si hubiese sido menos terca. no, yo no puedo decir que sé lo que hubiese sucedido si las cosas hubiesen sucedido de manera diferente. — ¿Qué tal si recibo una señal? Suspiro y bajo de la silla, mejor dejo de tentarme y solo me dedico al trabajo. Mi celular vibra y noto que aún se encuentra atrapado en mi mano. Asunto: Confieso que. "Me gusta escribir sobre Paolo y Elizabeth. Sincero escritor, Paul Coleman. " Sonrío. No voy a tomarme esto como una señal. No debo. Asunto: RE: Confieso que. "Espero que a mí también me guste leer de ellos. Ansiosa lectora, Elisabeth". Capítulo Once: Favores, emergencia y helado — ¿Por qué llegas a esta hora? —Un estorbo estaba en la puerta de mi apartamento— mira sus pies. Dejo de tomar mi café para observar a Sabrina. Tomo su barbilla y la alzo, está más maquillada de lo usual y se ve esplendida, pero la conozco. —Espera ¿Por qué has estado llorando? —Solo fueron unas poquitas lágrimas. —Sabrina

dime la verdad o te la saco. —Candace fue a mi apartamento. Por un momento estoy desorientada y entonces entiendo. La esposa de Carlos. Sabrina presiona los dedos sobre el tabique de su nariz y toma continuas y profundas respiraciones. »Ella lo sabe, no sé cómo, pero lo supo. Y está claro que ante sus ojos yo soy la zorra seductora que hizo a su buen marido caer— muerde su labio inferior cuando comienza a temblar—. Dijo que nada más había que verme para saber que soy una zorra. Que ella conoce a las mujeres como yo. Bajo la vista hacia su brazo donde de manera inconsciente soba su piel cubierta por una camisa mangas largas combinada con su falda ajustada. Quito su mano y subo la manga. Hay marcas rojas en forma de medialuna y amoreteada. — ¡¿Qué demonios?! — Nos llevo hacia donde los demás no nos escuchen— ¿Qué es esto Sabrina?—Ella estaba algo alterada y me agarro del brazo. —Dime que te defendiste Sabrina Isabelle. —Todo pasó muy rápido y. fue horrible. Me siento tan sucia y mal. —No. —Sí. Es sucio para mí haber sido una imbécil creyendo las palabras de un maldito bastardo. Lo dejé usarme. Dejé que me viera del modo en el que todo el maldito mundo lo hace. Como una muñeca a la cual follar y hacerle promesas estúpidas. »Y ahora su mujer me señala como la zorra y a él como la víctima de mis garras. Odio todo esto. Si yo pudiera, ¡Dios! Si yo pudiera. — ¿Qué, nena? —Si yo pudiera solo tomaría mejores decisiones. No sería tan ingenua y solo entonces las personas no me lastimarían tanto— susurra. —Sabri, no es tu culpa. Y donde esa mujer te vuelva a agredir verbal o físicamente, no vas a quedarte ahí de pie porque no eres la culpable. Eres tan víctima como ella de esa basura que se hace llamar hombre y. ¿Estás llorando?Niega con su cabeza pero veo las lágrimas comenzar a caer. Me duele, porque no me gusta cuando las personas logran herir a Sabrina con sus comentarios, creen que pueden a diestra decir cosas hirientes sobre ella sin conocerla, sin saber que como cualquier persona siente y le duele