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No más palabras

Capítulo 34

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Oh, papá, si supieras el desastre que he sido precisamente porque me gustan los chicos y cuando paso más de 8 meses sin tener sexo recurro a mi vibrador humano. ¡Si supieras! —Me gustan los chicos. —Cualquiera creería que la encantadora rubia es tu novia. —Bueno, así cualquiera se va por las chicas— río—, pero en serio no digas más eso de él. Sobre todo cuando estamos con su familia, en su casa y presencia de su novia. Papá mira de Paul a mí, hace el movimiento varias veces antes de sacudir su cabeza y darme una pequeña sonrisa burlona ¡Primera vez en años! —No te hacía con un escritor, conociendo la cantidad de barbaridades que puedes decir no me esperé que te gustará un hombre de palabras suaves. Bien jugado, Eli. Bien jugado. Sophia anuncia que servirá la comida y no sé muy bien qué hacer, siendo honesta yo ni siquiera sé qué hago aquí. Si papá no hubiese perdido alguna apuesta estaría quizás hablando un montón con mi mitad rubia, pero heme aquí, robando vistazos de Paul Coleman y recibiendo miradas no amistosas de su novia. Tomo asiento al lado de papá dentro del círculo improvisado de sillas que se hace, algo informal pero hogareño. Harold, padre de Liam, llega y detrás de él viene otra adolescente ¿Cuántos son en esta familia? Hago un conteo rápido y habremos 18 personas. La silla de mi lado se desliza antes de que un plato aparezca frente a mí. Volteo y se trata Eddy, le sonrío. —Gracias. —No hay de qué. Me siento a tu lado porque prometí a Alex que te sacaría información y si no lo hago él llorará. — ¿Así de sensible es Alex? —Muy sensible. Una vez Pau piso una hormiga y Alex lloró. —Ya, pobre Alex— me río y él también lo hace antes de comenzar a comer. Me giro hacia papá, no sé en qué momento le dieron su comida, pero su vista está en la mamá de Paul que ríe de algo que dice su esposo. Veo la tristeza y nostalgia en los ojos de papá. Es la mirada que tiene cuando piensa en mamá. —Apuesto a que la comida no está tan deliciosa como la mía. —Cualquier comida es mejor que la tuya, mi Eli— es todo lo que dice antes de comenzar a comer y dejar atrás esa mirada. La comida verdaderamente está muy buena, varias conversaciones se llevan a la vez. Comienzo a asustarme de mi misma cuando reconozco la risa rasposa de Paul, no puedo evitar verle en diagonal a mí riendo de lo que sea que Liam le dice, Alex niega con su cabeza mientras Nicoleta sonríe y le acaricia el cabello a Paul. Espero y con la mano que le manosea el cabello no toque la comida. —Te esperaba más explosiva. — ¿Eh? — me giro de nuevo hacia Eddy, se encoge de hombros. —Pau dijo que tú eras puro fuego, chispa e inesperada. Y lo creí por sus correos, pero solo vi muestra de eso cuando atacaste a Nicole cuando saltó a tu yugular. —Bueno, no sé exactamente qué esperas que haga. Solo soy una invitada. —Eres una estrella

Y no lo digo precisamente porque estés en un programa. — ¿Entonces? —Ah, no puedo ponértelo tan fácil Elizabeth. —Elisabeth. —Ambos sabemos que también eres Elizabeth. Incluso Nicky bunny ahora lo sabe. —No te agrada. —No me agrada que mi comida esté fría, no me agrada la falsedad y no me agradan las personas que abandonan a sus mascotas luego de prometerles un hogar. Eso es mi definición de desagrado, pero ¿Nicole? Ella no me desagrada, ella me molesta, me irrita y es la razón por la que enviaría a Paul a algún otro continente donde nunca lo encuentre. —Eso es profundo y poético. — ¿Qué puedo decirte? La quiero mucho, demasiado. No puedo evitar reír. Decido que la ácida y un tanto extraña personalidad de Eddy me agrada. — ¿Ves a ese Paul de ahí sentando como si la vida pesara sobre sus hombros? No es el Paul que va por tragos con Alex y conmigo, no es el divertido de los chistes raros ni quien parece que no puede ver una máquina de karaoke porque de inmediato quiere cantar alguna mierda pop comercial. En serio, he perdido la cuenta de cuántas veces Pau ha cantado sexy back. »Cuando él está con ella, es como si todo eso fuera absorbido y jugara un papel. Claro, que él es idiota y se somete a eso —rueda sus ojos—, pero sé que está a nada de liberarse, entonces ¿Qué hay de ti? — ¿A qué te refieres? — ¿Has leído lo que Paul ha escrito de esa historia? — me observa divertido. —No. —Uhm. — ¿Qué? —No me ha dejado leer lo que lleva como hace con el resto de sus libros, pero intuyo que leerlo a ti te parecería un deja vu. — ¡Elisabeth! — Volteo hacia Liam— ¿Qué se siente ser toda una estrella? —Tienes a tu primo Pau para responder. —Son distintos tipos de estrellas. Quiero tu versión. Tú tienes toda la luz, reflector, invitados y un montón de gente corriendo a tu alrededor ¿Verdad? —No te olvides del productor peculiar. — ¿Te gusta ser una estrella? — pregunta Alex. —Depende de qué consideres una estrella. Ahora, si me preguntas si me gusta estar en el programa, ser la señorita y hacer entrevista, entonces sí. Amo hacer eso. —También haces campañas— Nicole atrae mi atención con sus palabras, recuesta su cabeza del brazo de Paul— de todo tipo. También de ropa interior ¿No? Porque creo haberte visto en muy poca ropa. —Nicole— dice Paul como si le advirtiera. Ahora toda la atención está en mí, las otras conversaciones totalmente olvidadas. —Sí, tengo un cuerpo de muerte al que le encanta ser fotografiado usando lencería sexy mientras me pagan y nada vulgar ¡Ufs! Si supieras cuán afortunada me sentí cuando negociaron por Sabrina y por mí para esa campaña juntas. Lo volvería a hacer. — ¿Usted qué opina señor? — le pregunta a Papá. —Mi hija se gana su dinero de forma honesta y honestamente creo que es un ángel con todo lo que hace

Incluso si ella decidiera ser prostituta por mucho que me opusiera Elisabeth haría lo que quiere porque es adulta y ella sabrá que decisiones tomar, incluso si son horribles— entrecierra sus ojos hacia ella—. Ahora, no he visto esa campaña lo cual está bien porque soy su papá, pero estoy seguro de que no hizo algo inmoral o eso espero. —Todo cubierto papi— bromeo y él gruñe. —También hay una foto tuya besando a una chica. —Nicole, ya, para— Paul suena calmado mientras le da una mirada. Ya veo, Nicoleta viene de nuevo por mi elegante yugular. —Oh, sí. Besé a mi mitad rubia en besos de bromas, besos insignificantes y cortos, algo así como el que tú y Paul se dieron al saludarse— chúpate esa novia mimada, a mi lado Eddy ríe—, y luego está la vez en que Ágatha y yo fuimos retadas, a su novio le gustó vernos. — ¡Oh, Joder! ¡Elisabeth es genial! — sentencia Liam haciéndome reír. — ¿Y tu novio qué dice? —No tengo novio. —Hay una foto tuya besando al chico de tu programa y agarrando cierta parte de su cuerpo— sigue. —Nic. — ¿Estás acaso revisando en internet sobre Elisabeth? — cuestiona Amber. —Oh, ese es Dexter ¿Lo has visto? Él es un absoluto bombón, y estoy segura que cada chica del programa disfruta pellizcarle el culo tanto como yo ¿Y los besos? Exactamente igual que un beso de pico, tendrías que conocer a Dexter para saber cuán cariñoso y seguidos son sus besos de la amistad. Ella comienza a hacer crecer dentro de mí sensaciones muy negativas. Hay que ser una perra para sacarme todas estas cosas justo frente a la persona que más valoro y me importa: mi papá. Por muy liberal que un padre sea él no tiene por qué conocer cada forma de divertirse de su hija. Ella simplemente quiere despellejarme y se ha equivocado. Ha hecho rabiar a la mujer equivocada. —Dexter es algo más allá de este mundo—asegura Katy, una de las primas adolescentes de Paul. —Lo es, créeme que lo es. — ¿Y qué hay de todos esos tipos con los que te vinculan?—Nicole. Ya. Basta. —Podría pararme al lado de algún tipo a observar un libro y de inmediato en internet saldría que estoy teniendo una cita clandestina. No sé si tú los tienes, pero resulta que yo tengo amigos. Amigos con los que salgo a tomar alguna copa, al cine, a bailar o una obra de teatro. El mundo siempre verá lo que quiere en una foto. — ¿Y no te hace sentir mal que te consideren una puta?— ¡Nicole! — Paul grita. —No voy a permitir que digas eso de mi hija, señorita. El rostro de papá enrojece y rápidamente Amber le quita el plato, le doy el mío a Eddy porque papá está a instantes de lanzar malas palabras, insultos y un ataque de ira. Nicole ha ido alimentando todo lo que está a instante de explotar. —Papá, ella no