Secretos de Lobos.
Capítulo 21

Narrador. —¡Maldita seas Karim!, si pudiera asesinarte lo haría con mis propias manos—, gruñó Kasul mientras se transportaba a su morada, a la vez que pensaba como Karim lo hizo sufrir, nunca antes lo había atacado de esa manera, pero ahora parecía no tener piedad. Sabía cómo burlar a todos los lobos, incluso había reído gracioso cuando vio que Karim tenía lobos en la casa para cuidar de sus humanas, pero de nada servía porque no lo podían percibir, solo Karim tiene esa posibilidad, y analizó que es una lástima que así sea porque le será más difícil ahora llevarse a Charlotte. De camino al inframundo, Kasul miró a los demonios que los acompañaron esta vez y con voz autoritaria y amenazante les dijo: —Si el jefe se entera de mi pelea con Karim, los mataré utilizando la piedra de sangre—, todos los miraron aterrorizados—, no tendré piedad, ni siquiera les permitiré la opción de la locura. Agacharon las cabezas—no diremos nada mi general— dijeron al unísono, y no era que le agradaba servirle a un lobo, pero su gobernante le había concedido un artefacto del inframundo que les hace mucho daño a ellos incluso provoca sus muertes y deben servirles. Sin embargo, ese artefacto al jefe no le provoca nada, ni a los demonios de alto nivel, solo a los guerreros y caballeros de sus batallones. Las tres mujeres parecían gallinas dentro de una granja cacareando y riendo de lo chalada que está Charlotte. —¿A quién en su sano juicio se le ocurre decir que vio lobos gigantes?, si por aquí no hay ni gatos— bromeó Nazia y las otras dos rieron hasta con lágrimas por lo chistoso de la situación. —¿De qué ríen mis tres nueras favoritas? — preguntó Saima que claro había escuchado, incluso supo sobre la pelea después que pasó. —Es la americana, ahora anda loquita, dijo que un lobo asesino a otro justo en nuestro jardín y cuando fuimos ni siquiera pisadas de animales había, — le contó Shacia y Saima se soltó a reír pareciendo divertida con aquello, pero todo era una buena actuación. —En ese caso deben decirle a Karim que eché a esa mujer, no pueden relacionarlo con una mujer sin juicio—, les aconsejo maliciosa y escuchó varias pisadas fuera de la casa, así que se quedó callada. Cuando las tres esposas vieron a Karim llegar con Charlotte del brazo, se molestaron bastante, ya que pensaban e incluso celebraban que su esposo encerraría de inmediato a Charlotte al considerarla loca, pero la primera esposa tras escuchar los bufidos de molestias de las demás las pellizcó, pensando que pronto Karim despachara a Charlotte luego de haber visto el chisme que han publicado, y al fin se librarían de ese tormento, si afirmar que estaba loca, no funciona, tenía la certeza de que los demás sí lo harían de modo que no perdía la esperanza. —Esposo has logrado ver qué Charlotte está delirando con eso de ver lobos gigantes, —manifestó con audacia la segunda esposa, puesto que no se podía quedar callada. Sabiendo que, si Charlotte es declarada demente, Karim no se puede quedar con una esposa incompleta, a esas tres le urgía cada día más sacar a Charlotte del lado de Karim y Saima las utilizaba para que eso suceda, aunque sabe que ella es la única que puede darle un hijo; la rabia de saber que él puede sentir algo con otra mujer que ya no sea su hija le carcome el alma. —Charlotte solo estaba bromeando con ustedes, fue una manera de alegrarles la vida—, Charlotte quiso objetar, pero Karim le dedicó una mirada que ella estaba empezando a conocer y no dijo nada— ¿verdad Charlotte? —Sí, pues, me pareció gracioso hacerle creer que estoy loca— dijo entre dientes rabiando por lo dentro al tener que aceptar que ella mintió donde claro sabe que no fue así. Saima empezó a revolear la cena sin ánimos de comer, no le estaba gustando para nada el rumbo de todo eso, el Karim que conoce no se tomaría tanta molestia. —Vi en las redes sociales como se ha filtrado información— habló Nazia, pues todas atacaban desde su punto, con tal de perjudicar a Charlotte. Pero lejos de ver a un Karim furioso como lo esperaban y pidiendo ver la publicación, vieron a uno muy calmado que se levantó de la mesa. —Buen provecho, hasta mañana
Charlotte se levantó también y cada uno fueron a sus respectivas alcobas. Más tarde, Karim sintió varios toques insistentes en la puerta y al olfatear, exclamó con fastidio. —¡Shacia!—, fue hacia las puertas y las dejó a medio abrir sin permitirle pasar, odiando la idea de que el aroma de ella se pudiera quedar un buen rato allí. —¿Qué quieres? — inquirió él con las manos dentro de los bolsillos del pantalón Sport bastante cómodo. —Quiero servirle a mi esposo, lo deseo mucho—, ella jaló del lazo de la bata de seda dejando ver su camisón largo, pero con bordado muy bonito. —¿Cómo debo decirte que no quiero que me sirvas? — le dijo frío. —Yo podría danzar para ti y si tienes gustos especiales también estoy dispuesta a cumplirlos—, Karim se pasó una mano por el rostro con frustración. —¿A QUÉ DEMONIO TE REFIERES CON GUSTOS ESPECIALES? — le gritó encabronado, sintiendo que ella estaba dudando de su hombría, y ella se apenó bajando la cabeza. —No es lo que pienso, esposo, dije sobre eso de los fetiches, he investigado un poco, pero no pongo en duda que usted es un macho, solo…, — se mordió el labio para no seguir. —¿Solo? — la insisto esperando su barrabasada. —Que las personas empezarán a especular cuando vean que ninguna de nosotras carga un hijo suyo. —¿Me amenazas? —Nunca haría tal cosa, usted sabe que nuestra crianza nos lo impide, además si hacemos algo tan tonto como eso la sociedad dirán que fuimos tan inservibles que nuestro esposo no nos quiso, entonces el daño nos lo haríamos a nosotras misma, pero usted sabe que su cuarta esposa, no tiene freno en la lengua y ella si sería capaz. —Buenas noches, será mejor que vayas a dormir, la falta de sueño te hace mal, — le mostró con el brazo el pasillo, — por favor ve ahora que lo pido con amabilidad. Ella se quedó parada, su cerebro no respondía a nada, pues la reacción de Karim fue tan distinta que no lo podía creer, sí que ya habían notado que él la protege, pero nunca pensó que sintiera tanta rabia cuando se habla de ella. Ahora Shacia miraba hacia la puerta que fue cerrada en su cara y no le quedó de otra que volver a atar el lazo y regresar a su habitación sin pensar en lo sucedido por qué nuevamente su orgullo estaría pisoteado. Horas después, Charlotte dormía muy a gusto mientras Karim miraba que su percepción de lobo alfa no había fallado cuando un relámpago partió el cielo en dos e inmediatamente lo siguió un trueno. Sintió el olor de la tormenta en el viento, el segundo trueno retumbó en el cielo, creando un sonido tan agudo que Charlotte despertó sobresaltada, poniendo una mano sobre su pecho y cuando otro trueno ahora acompañado de un relámpago alumbró su habitación ella se levantó de golpe asustada con el corazón latiéndole a millón. Lo único que pudo agarrar entre sus manos fue una almohada y salió corriendo como alma que lleva el diablo. —¿Cuál sería su habitación? —hablo sola mirando el pasillo lleno de puertas a ambos lados con más temor a equivocarse y terminar dentro de un aposento equivocado
Pero igual se arriesgó a tocar unas puertas dobles que le parecieron perfectas para ser de la recámara de Karim. —Con lo presumido que es apuesto que esta es su alcoba— balbuceó a punto de dar otro toque, pero su mano no llegó a tocar la superficie, ya que Karim abrió las puertas, dejándola a medio abrir como lo hizo con Shacia. —¿También vienes a querer cumplir con tu deber? — dijo él con tono sarcástico. Y justo en ese momento volvió a caer otro rayo y la brisa azotó provocando que ella emitiera un pequeño chirrido. Corrió hacia dentro pasando por debajo de su brazo izquierdo y el que es un hombre lobo se quedó perplejo por la velocidad en que ella pasó. No obstante, ese comportamiento lo hizo reír a carcajadas. —Exiges permiso y tú no lo pides para entrar en mi habitación o es que ya sientes desesperación por lo acordado, ¿quieres que hagamos el bebé? — habló Karim a Charlotte, quien estaba metida en su cama que aún estaba arreglada, arropada de pie a cabeza con la colcha mirando a todos los lados la oscuridad de ese aposento y tanto era su terror que no pensó en cómo podría Karim caminar en medio de tanta oscuridad sin tropezarse. —Mañana te pido disculpas, ahora déjame dormir a tu lado y no te daré un bebé si no me cortejas, solo dormiremos como camaradas— aludió ella con voz temblorosa, mirando todo como cachorrito asustado, desde niña odia el mal tiempo, su madre siempre la dejaba dormir a su lado, pero hoy necesitaba de una persona que cumpliera con ese rol y no había nadie más en esa casa que lo pudiera hacer con ella, además de Karim. —Eres una chica rara, no le temes a los animales salvajes, pero si a una tormenta— dijo él con tono burlón. —No es a eso, es que…, — ella no sabía qué decir, pero aceptar que unos cuantos truenos y rayos le asustan le pareció vergonzoso, de modo que no aceptaría tal cosa, por lo que siguió tartamudeando. —Es que mira, no vayas a creer que estoy loca, pero ese lobo asesino me miró, ese lobo sabe, él tenía como conciencia por qué él me miró así con rabia y cuando se me lanzó encima no me agarró porque yo corrí con toda, y esa es la razón por la que tengo miedo, él puede venir a buscar venganza—, Karim por más que trató no pudo evitar estallar en carcajadas, puesto que Charlotte no sabe que habla de él mismo y le causa gracia que ella quiera decir que él se le fue encima siendo mentira, ya que si él le habría dado la gana hubiera hecho lo que quisiera con ella. —¡Oye!, —gritó Charlotte, levantándose de la cama —, ¿de qué te ríes?, —preguntó ofendida, caminando hacia él, siguiendo su instinto por el hecho de que en la oscuridad podría ver solo la figura de su cuerpo—, ¿acaso te estás burlando de mí?, he—, le dio con los puños cerrados en el pecho duro a Karim, quien la agarró de las muñecas, y aprovechando que estaban en plena oscuridad dejó ver sus ojos de lobos para asustar un poco a Charlotte. —Q- Que demonios fue eso— le preguntó ella aterrada, ya que los ojos de Karim en un nanosegundo se vio dorado eléctrico, él esperó que ella se desmayara o algo por el estilo. —¿El que? — se hizo el tonto. —Tus ojos, se pusieron del mismo color que tienen los ojos del lobo salvaje. —No sé de qué hablas o tal vez su espíritu me poseyó y quiere venganza a través de mí—, él no dejaba de reír. —No seas pendejo, vamos a dormir—, ella le restó importancia, tras pensar que fue su imaginación, jugándole una mala broma. —Necesito una motivación para dormir, así que dime, estás dispuesta a motivarme—, Karim soltó sus manos y la agarró de la cintura, provocando que a Charlotte se le endurecieran los pezones con ese simple susurro, Karim bajó la mirada a sus pechos viendo con claridad cómo se le transparenta la tela fina de su camisón corto y muy sexi a diferencia del que Shacia usaba con plan de seducirlo; no obstante, Charlotte estaba segura de que no le podía ver nada, ya que entre esa oscuridad nadie sería capaz, de modo que no sintió pena porque su cuerpo respondiera a él de manera tan rápida