Secretos de Lobos.
Capítulo 34

Narrador. Ya Charlotte estaba tan aburrida que contaba abejitas en su mente mientras todos disfrutaban de un baile dado por unos hombres que le parecía bastante cansón, pero todos parecían disfrutarlos. —Shacia, cuñada podemos ir al tocador—, solicitó una de sus cuñadas que fue enviada por la madre de la Shacia porque quería hablar a solas con su hija y para poder hacerlo tenía que hacer que una de ellas la invitara a salir del lugar, por lo que le ordenó y Nazia la miró para los lados queriendo pedir ayuda, puesto que sentada en ese lugar tuvo un accidente que a ella le pareció bochornoso, y su vestimenta no le ayudaba en nada, ya que al ser de un color demasiado claro se le vería al levantarse. Entonces quien notó su preocupación fue Charlotte, aunque Karim y los demás lobos olieron la sangre, Adub sabía que sería mal visto socorrerla. Charlotte se levantó de su sitio tomando su bolso, y Karim se quedó con el ceño fruncido, — esposo me disculpo para ir al tocador— dijo Charlotte exagerando en su actuación, y como Nazia estaba a su lado le pidió: —Hermana Nazia, acompáñeme por favor—, la mujer sintió alivio cuando Charlotte le hizo una señal dejándole saber que sabía sobre su problema y a pesar del desacuerdo se levantó siendo tapada por Charlotte que la cubrió hasta que llegaron a los baños donde estaban Shacia y las mujeres de su familia parloteando, sobre el show de Charlotte, estaban tan frustradas porque esperaban que la americana cometiera una imprudencia, pero, por el contrario, estaba siendo demasiado obediente. —No deberías estar en este baño junto a mujeres como nosotras, eres una vergüenza para nuestra raza— dijo la madre de Shacia a Charlotte en cuanto entró. —Me ofende, señora—, Charlotte se puso de manera dramática la mano sobre el pecho, — no le diré nada porque usted podría ser como una abuelita para mí, que conste que la respeto por la edad— la mujer enfureció y levantó la mano para golpear a Charlotte y ella sintió el impulso de detenerla, pero la dejó, ya que su mente calculadora le hizo ver que esa es una buena oportunidad para hacerse la víctima. —No, que eres muy fiera— se burló una cuñada de Shacia y Charlotte sentía que le ardía el rostro; tragándose el orgullo, no devolvió el golpe, sino que soltó varias lágrimas antes de pasarle a Nazia un tampón. —Esto no es correcto, yo uso toallitas femeninas— expresó la mujer mirando el tampón con ojos, horrorizado. —No seas ignorante, no dejarás de ser virgen porque utilices un tampón—, todas hicieron un sonido de asombro al ver como Charlotte hablaba con tanta ligereza de esos temas. —Claro experiencia te sobra si estoy más que segura que dejaste tu pureza en ese país— le respondió Shacia suponiendo. —Qué tal si le preguntamos eso a nuestro esposo porque yo si pude entrar a su cama a diferencia de otras que no sabrán lo que es ser tocadas por un esposo necesitado—, Charlotte no se podía quedar callada ante tantas arpías, al menos la marca de los dedos en su rostro ya le serviría de mucho. —Nazia te espero afuera, — le dijo a la mujer que estaba dentro del cubículo y se quitó el pañuelo que cubría su cabeza para que ella se lo pusiera sobre su falda. Justo como ella le llama el gallinero salió antes que Nazia volviendo a la mesa y ella siguió a la espera de la mujer que salió minutos después, — sabes que si llegas con la cabeza descubierta tendrás problemas, y no quiero ser la causante— dijo apenada la chica, entregándole el pañuelo y Charlotte, lo tomo colocándole en la cintura de Nazia ella misma. —Soy turista, además ya de todos modos soy la esposa rebelde—, la mujer rió quedamente, lamento no haber dialogado antes con Charlotte y noto que a diferencia de las demás, ella podía sacrificarse por ayudar mientras que las otras dos hubieran sido capaces de hacer de su accidente una burla pública para avergonzarla, puesto que lo que buscan es atraer la atención del esposo dejando a otra en vergüenza. —Siento haber sido tan dura contigo sin al menos conocerte, pero fue que nos sentimos asustada con tu presencia y más aún cuando vimos que nuestro esposo al menos te miraba, cosa que con nosotras no hizo ni siquiera cuando fue a nuestras casas antes de la boda—, le confesó la mujer con voz baja y avergonzada
—¿Qué dices?, aún recuerdo la humillación que me causó cuando Karim no fue a conocerme, al menos ustedes no sufrieron ese amargo momento—, ella miró a Charlotte con interés. —La señora Saima nos dijo que él es así porque amaba tanto a su hija que ninguna mujer será capaz de ocupar ese lugar en su corazón y por el dolor de haberla perdido es que él es distante con nosotras, pero llegaste tú y no parece ser que sea verdad lo que ella dijo, sino que me deja ver que nosotras no somos más que un adorno para nuestro esposo—, le manifiesto ella con tristeza, pues es deprimente para una mujer hacerse a la idea de saber que nunca conocerá tan siquiera las caricias de un hombre. —Yo creo que esa señora no es tan buena persona como dice—, Charlotte hizo un mohín con los labios y no siguió expresando su pensar. —No lo sé, pero sabes, cuando se me dijo que me casaría con unos de los hombres más adinerados, me sentí feliz porque en ese momento la posición de mi familia era crítica y era mucho pedir que algún mercader viniera por mí, por esa razón, aunque sé que tal vez nunca me verá como a una esposa, al menos me siento feliz de ser su esposa, ya que no tengo necesidades como la tendría estando en otra familia. —¿Nunca te has enamorado? — la muchacha la miró aterrada. —Mejor volvamos, las paredes tienen oídos— le susurró y Charlotte asintió. Narra Karim. Me cuesta descifrar a Charlotte, esa mujer causa pavor, cómo logra jugar con las mentes de las personas cuando en realidad es un demonio que se disfraza de oveja. Siempre creí que los humanos eran seres patéticos que solo servían para confabular, pero, mi opinión ha cambiado conforme voy conociendo más a esta mujer; me gusta su osadía, incluso me causa interés saber qué tanto hay en esa pequeña cabeza. Escuchar los quejidos de dolor en mis otras esposas fue lo que me dejó saber que ella le había hecho daño mientras fingía ser buena con ella, y la muy malvada aprovechaba este momento para desquitarse por cada palabra feas que le han dedicado ellas. #Charlotte es única, imagina la hermosa loba que será cuando la marquemos# me dice Zilo haciendo vibrar mi pecho, pero parece que mi lobo no comprende que si clavo mis colmillos en Charlotte ella puede morir. #Ya no te diré más que eso es imposible, no tenemos el poder de convertir a un humano en lobo, luego de nuestro nacimiento, ese poder fue arrebatado de cada lobo# le respondí. #Yo digo que no es imposible, nunca lo hemos intentado, somos alfas supremos y contamos con la magia que nos da la tierra de nuestro territorio, parece que al estar tanto tiempo fuera has olvidado el hecho de por qué no podemos irnos a vivir a otro lugar, aprovechemos esa magia, hagámoslo para ser feliz, seamos más egoísta y no pensemos en nada más que no sea nuestra satisfacción # #Estás seguro de que sucederá como dices, lo haré si me das la seguridad, seré el lobo más egoísta del mundo y de la historia, pero no quiero arriesgarlo todo a cambio de nada# él se quedó en silencio y no dijo nada más. Cuando la sentí cerca me volteé a verla y venía sin el hiyab, y me levanté de golpe, — me disculpo, pero al parecer mi cuarta esposa me necesita— dije a todas estas personas sabiendo que un momento como este es que buscan para seguir dañando más la reputación de Charlotte y la de su familia. —¿Por qué no llevas el hiyab? — pregunté con tono bajo cuando llegué a su lado sin dejarla ingresar al salón. —Me vas a pegar tú también— empezó a sollozar
—Vamos, Charlotte, aquí no empecemos con los jueguitos — le respondí tosco, y miré cuando ella se quitó la mano del rostro como tenía la marca de varios dedos. Abrí los ojos sintiendo rabia de verla marcada, quise romper la mano de esa persona que se atrevió a poner un dedo sobre ella —¿Quién demonios te ha pegado? —Llévame a otro lado y te lo diré, pero no volvamos a la mesa ahora— me pidió y yo miré a todos los lados. —Nazia vuelve a la mesa— le ordené con tono autoritario y ella asintió y fue entonces cuando vi que la pañoleta que Charlotte tenía cubriendo su cabeza, la tenía Nazia envuelta alrededor de su cintura y todo mi enojo se evaporó como vapor sacado de un tanque de presión. La agarré del brazo llevándola a un salón donde percibí que no había nadie. —¿Me dirás ahora quién fue el que te golpeó? —, entonces vi como sonrió perversa. —No voy a perder este valioso momento hablando de cosas sin sentido—, acortó el espacio que nos dividía tirándose sobre mi cuerpo y por puro instinto la rodeé de la cintura. —Charlotte deja el juego, estamos en una propiedad ajena, no es lugar para que quieras implantar tu método de seducción— le reclame aguantando las ganas de tomarla y follarla en este mismo instante. —Eres aburrido, no sabes que en lo prohibido es que está el verdadero placer, parece que no sabes vivir al límite, llenos de emociones, en realidad ustedes son criaturas patéticas—, se atrevió a decirme a medida que se paraba en la punta de sus pies para alcanzar mi cuello donde me dejo un beso húmedo y la agarré con fuerza de la nuca. Girándome sin soltarla, cambiando de lugar hasta pegarla a la pared, sin reprimirme, si es lo que quiere se lo daré. Narrador. Charlotte y Karim se miraron a los ojos por un largo rato en una lucha de dominio donde el alfa no estaba dispuesto a perder, — quítate él la parte de abajo de tu traje y la braga— ordenó; mirando hacia la puerta y ella sonrió satisfecha. —Parece que estamos empezando hablar en el mismo idioma– manifestó cumpliendo con el pedido de Karim, quitándose el pantalón holgado, junto a la tanguita blanca y cuando él regresó de asegurar la puerta, ella le pasó todo, entonces él sin decir nada tomó todo en las manos. —Si tocan no te atrevas a salir como estás— le sentenció conociéndola muy bien, ya que para Charlotte ella está muy cubierta, en realidad la parte superior del traje la cubre hasta las rodillas. —Hay cámaras— bromeó ella y él la miró sonriendo de medio lado. —Pues, los empleados del servicio de seguridad se van a divertir