Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)
Capítulo 70

— Es un idiota al que debes amaestrar, todos los hombres son así, no saben un carajo — Wes, no —sonrió al recordar a su mejor amigo — Ese bomboncito tierno es la excepción, pero así es la vida en pareja, enséñale a tratarte bien, como tú quieres que te trate — Gracias Mika —se aferró a la gran montaña que era el vientre de su amiga necesitando un poco más de afecto — Siempre Dani, no lo olvides y ya dame un paseo en ese auto tuyo ¿qué modelo es? — Es un Audi A7 muy rojo, como mis uñas —suspira — ¿Qué tiene que ver tu manicura con el color de tu auto? — Cuándo. —suspira recordando el pasado—. Una vez en la oficina el idiota de Jordan, intentó besarme y Nicholas, me rescató “a su modo” indirectamente me regaló una manicura para hacerme sentir mejor, claro que con uno de sus comentarios odiosos, dijo que no podía tratar con gente importante con las manos feas, o algo así — Que idiota — Lo sé —sonríe—. Una vez me dijo que lo hacía sentir viejo al llamarlo “señor” y fue muy divertido, es vanidoso — Que bueno que ya no trabajan juntos o su despacho se convierte en motel — Ya basta, vamos a dar un paseo pero a pie, tienes que ejercitarte y yo despejar mi cabeza — Quiero pasear en tu auto —hizo pucheros intentando convencerla — Otro día, vamos aun no quiero ir a cambiarme para ver a esa bruja y sus secuaces — Me lo debes — Por supuesto A duras penas dieron una vuelta a la manzana Mika, no aguantó mucho, se le acababa el aire, así que Danielle, la acompañó de regreso y se marchó en un Uber hasta su apartamento. Y allí instalado en su salita, en el sofá que tanto detestaba se encontraba el inmaculado señor Nicholas Allen, tan apuesto con su traje a medida, bien peinado y súper rasurado. Don seriedad tecleaba a toda velocidad en su ordenador con sus lentes de montura gruesa dándole un look estilo Clark Kent. — Nicholas ¿qué haces aquí? —preguntó sorprendida mientras cerraba la puerta — Te saltaste una clase —su tono acusatorio no pasó desapercibido y el hecho que continuara con la mirada fija en la pantalla — No, no lo hice… — Fui a recogerte y no estabas ¿por qué? —exigió — Cancelaron la última clase, salí antes — ¿Dónde fuiste? — Después de clases fui a ver a Mika, me prestó unos vestido para el compromiso de hoy —alza el brazo con el estuche que contenía sus opciones — Te dije que yo podía conseguirte algo lindo Ni siquiera se detuvo a mirarla, tecleaba sin cesar y con fuerza. Pobres tecas en cualquier momento salían disparadas — Voy a tomar una ducha, cuando acabes con eso —señala la computadora en las piernas de Nic—
Hablamos y me miras a la cara como hace la gente con modales Molesta fue y se encerró en el baño. Se dio una ducha ignorando los golpes en la puerta que le pedían que abriera, aunque no dudaron mucho, solo unos minutos y cesaron. Envuelta solo en una toalla y el cabello recogido para que no se mojara cruzó el pequeño pasillo hasta su habitación en donde extendió los vestidos que Mika, le había prestado sobre la cama para poder escoger uno — No me gusta ninguno La voz de Nicholas, proveniente de la puerta le provocó un escalofrío al escucharlo de pronto y con ese tonito de fastidio que ya comienza a colmarle la paciencia — Son lindos, me gustan — Son usados —solta con desdén — Están como nuevos, Mika, cuida muy bien su ropa — No vas a usar eso —la decisión estaba tomada — ¿Qué quieres que haga entonces? Solo voy a usarlos porque me pediste que fuera a esos tediosos eventos de gente que se cree generosa, caritativa, cuando si de verdad lo fueran no estarían desesperados por ser fotografiados para que todos se enteren — No necesitas pedir ropa prestada, solo dime si quieres un vestido —gruñe ignorando su último comentario — Es que no quiero vestidos Nic, solo lo hago para que Edith, no me moleste — Danielle, es importante mantener a Edith, feliz para conseguir cerrar el trato con Kenneth, lo influencia mucho en cuanto a los negocios, necesito que hagas eso por mí — Y lo hago, aunque ni idea de qué monos pinto en esto —se cruzó de brazos algo agobiada — Ella quiso “conectar” contigo, le pidió a su esposo que hablara conmigo para llegar a ti, por favor Dani, necesito cerrar este trato, es gigante y muy importante para el hotel y para mí — Lo sé, ya dije que te voy a ayudar en lo que necesites pero no vuelvas a decirme cómo vestir, no soy la maldita Frida, para que me des órdenes o me digas lo que quieres que haga, es insultante — Danielle —comenzó a decir en tono de advertencia — Danielle ¿qué? —lo corta—. Ya sal de aquí, quiero cambiarme tranquila, vuelve a tu computadora o a tu oficina, necesito prepararme — Perdóname Su tono, su expresión, incluso su mirada se dulcificaron al pronunciar aquella disculpa. Cambió inmediatamente su postura al igual que el tema de conversación. Ahora hablaba del asunto que ha mantenido tensa la relación hace varios días — ¿Qué? Pero. ¿por qué? — consiguió preguntar aturdida con su mirada oscura — Mika, hizo una llamada mientras estabas en la ducha y estaba algo alterada — ¡¿QUÉ?! ¿Está bien? ¿Le pasó algo? ¿Se cayó? Asustada se acercó a Nicholas, tan impaciente por una respuesta que casi lo sacude para que hablara de una vez — Me llamó “pedazo de imbécil” y otras cosas, su lenguaje era el…, da igual, tiene razón y me siento horrible por mi reacción la semana pasada, jamás debí gritarte Sin palabras para explicarse extiende sus brazos para estrecharla contra su pecho con fuerza susurrándole nuevamente una disculpa, estaba asumiendo su error — ¿Es…, es por, esa noche? —tartamudeó aturdida, sorprendida por su disculpa — Soy un insensible, me preocupé por tener la razón y no por ti — Lo hiciste —suspira rodeándoles la cintura para corresponderle el abrazo — Estaba furioso porque quería estar contigo, había sido un día de mierda y las horas pasaban y no conseguía comunicarme, me asusté y cuando te vi llegar exploté y te agredieron y yo fui un retrasado total — También tuve uno de esos días y jamás me desquito contigo por eso Nic — Dani, la mayor parte del tiempo soy un imbécil, pero si te grito o me das un golpe para que me calles o me gritas de vuelta, sé que sueno absurdo pero no me permitas hacerlo, sobre todo si estoy equivocado — No me gusta gritar, voy a considerar lo de darte un golpe —sonríe bromeando, jamás lo haría — Muy bien, ahora vamos a quitarte esta toalla para poder verte mejor — ¿Qué planeas? Tengo que prepararme para esa cosa con Meredith — Tenemos tiempo, además ha sido una semana tensa y no me gusta que pasen tantos días sin dormir contigo Con una perversa sonrisa le quitó la toalla y dio un paso atrás para admirar su desnudo cuerpo, estaba excitado. Lamiéndose los labios se abalanzó por un ardiente beso mientras sus curiosas manos recorrían el cuerpo de Danielle, con memoria propia de sus lugares preferidos, la deseaba, tanto, tanto… — Nic
Jadeó Danielle, rendida a las caricias de su novio que con manos juguetonas la agarró por el trasero estrujándoselo con gusto antes de levantarla para acomodarse sobre ella en la cama, ya estaba listo, muy listo — Que rápido —jadeó excitada al comprobarlo con su mano — Tú me pones así, estás tan hermosa, cada día más — Subí de peso, no mientas —protestó — No miento ¿crees que por alimentar esas curvas tu belleza se irá? Le sostuvo la mirada esperando que le discutiera el hecho de estar disconforme con su cuerpo, pero no lo hizo, en su lugar lo ayudó a desabrochar su pantalón para liberarle la erección. Bajó sus pantalones y ropa interior hasta dejar ese atractivo culo pálido y musculoso a la vista — Detesto dormir solo ¿estamos bien? — En cuanto “cierres el trato” como dices tú, lo voy a estar, muy bien, de hecho — Como mi chica ordene —le besó el cuello provocándole ese delicioso escalofrío en el cuero cabelludo — ¡Nic! Rió a carcajadas, se sentía realmente aliviada, había sido una semana terrible, tensa y con ambos apartados, se veían al medio día y solo para descargar su tensión sexual de cada día. Incluso el incómodo y estrecho sexo en el auto nuevo de Danielle, se sintió bien para ellos. Como Dani, se negaba a subir al vehículo, a Nic, no se le ocurrió nada mejor que hacerla subir al asiento trasero y en un arranque de excitación y fastidio porque su regalo fuese rechazado la hizo ponerse de rodillas, ya saben en cuatro para poder hacerlo por atrás, era el único modo en que él, cabía en el asiento trasero para coger, y tener el control. — Eso fue rápido —sonrió Danielle, cuando Nic, se dejó caer sobre ella al culminar — Vamos a vestirte —dijo sin aliento arrastrándose a un lado de la cama— Ya lo hago, ve al baño a arreglarte, me tengo que alistar para esa cosa a la que debo ir— Yo me encargo —insistió — Nicholas ¿quieres jugar a las muñecas justo ahora? —dijo risueña — Lo voy a hacer, voy a vestir a mi muñeca sensual y preciosaDeclaró incorporándose para tomar unos pañuelos de la mesita de noche y limpiar su pene con total naturalidad bajo la intensa mirada de Danielle, se acomodó los bóxer, la camisa y el pantalón y listo, como nuevo— Que placer hacerlo sin un puto condón en medio —suspiró Nic, con alivio — Dímelo a mí, yo fui la que se sintió mal toda una semana por culpa de la píldora— Te lo agradecí y mucho por ese sacrificio— Lo recuerdo —asintió acalorándose solo con el recuerdo Sonriéndole a su chica se inclinó para besarla antes de meterse en su armario y buscar ropa interior, unos jeans y su camiseta favorita de Bon Jovi. — Comienzo a pensar que esta camiseta es muy ajustada —comentó admirando la prenda entre sus manos— Te dije que me estás haciendo engordar dándome tanta comida rica, Patricia, cocina demasiado bien —hizo un puchero — Estás para comerte de pies a cabeza, hermosa, me gustas como decidas que te sientas mejor mientras seas túLa besa cerrando nuevamente el tema de su peso. — ¿Y ahora qué? ¿Puedo ir vestida así al evento? ¿Un abrigo lo remedia y ya?— Ahora iremos de paseo, vamos a conseguirte un sexy vestido y luego te voy a llevar a ese cóctel personalmente — ¿Me vas a llevar de compras? —la sorpresa en su voz no la ocultaba con nada— Si bebé y no acepto protestas