Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)
Capítulo 71

Y para que quedara más claro aún, la besó apasionadamente acallando todos sus posibles reclamos dándole una nalgada con picardía. La ayudó con su abrigo y se pusieron en marcha. Con Nicholas, llevándola de la mano por un par de boutiques exclusivas Danielle, acabó metida en un hermoso vestido color ciruela de manga larga con un sutil escote y toda la espalda al descubierto, con el dolor de su alma tuvo que usarlo sin sujetador, detestaba no llevarlo, al menos en público, claro que en venganza hizo que Nic, se lo llevara a casa junto con una bolsa con su ropa. Los zapatos fueron un lujo, sorprendentemente cómodos para lo lindos que son y costosos como el demonio, pero no podía opinar nada, su prometido disfrutaba verla probarse ropa y pagarla, por algún motivo esa parte era importantísima para Nicholas. — Estoy lista —anunció con el vestido y zapatos puestos — Al salón —anunció tomándola de la mano — Pero Nic ¿realmente tenemos tiempo para eso? Tarda mucho, no quiero hacer esperar a Meredith, es odiosa la mayor parte del tiempo, pero si llego tarde ¡uff! Un monstruo —suspiró preparándose mentalmente — No me importa, quiero llevarte al salón, punto — Recuerda que lo hago por ti, la aguanto y no le digo nada porque es una manipuladora y podría usarlo en tu contra — Puedes desquitarte conmigo esta noche —insinúa soltando su mano para rodearle la cintura — Eso. , me gusta cómo suena eso —sonríe agitando sus pestañas — Vamos provocadora, una última parada y comienza la cuenta regresiva — ¿La cuenta, qué cuenta? — Esta noche eres mía, solo mía — De acuerdo Emocionada lo besa con suavidad en los labios antes de dedicarle una afectuosa mirada, han pasado muchos días sin dormir juntos y esa promesa es lo que necesitaba. Lo besó con cariño unos segundos antes de permitirle guiarla a donde sea que esté llevándola. Renovada y luego de una extraña visita al salón donde Nicholas, se encargó de decirle al estilista todo lo que a Danielle, y a él, le gustaba subieron al auto y finalmente se dirigieron al evento. — No tienes que llevarme hasta allí adentro, puedo hacerlo sola Nic Ofreció Danielle, al verlo a punto de bajar del auto una vez se estacionó. — Lo prometí, ahora mueve tu lindo culito y vayamos a buscar a Edith Resignada bajó del auto, acomodó su vestido, se aseguró que sus pechos se vieran bien, estaba incómoda como el infierno sin un brasier, su maquillaje y cabello lucían perfecto, en el salón se encargaron muy bien de su look, más bien Nicholas, lo hizo insistiendo en un maquillaje sutil, natural pero sofisticado, no dejó de opinar acerca de cada paso para cada producto y cómo favorecían y realzaban la belleza de su prometida. Vaya sorpresa, si es observador después de todo. Intentó protestar, no quería que entrara a un evento exclusivo para mujeres, su presencia llamaría definitivamente la atención. Así que sí
Son celos. Y sí, fue una locura. Nicholas, y su mezcla de altura y serio atractivo volvieron locas a varias y pese a que iba tomado de la mano de su prometida, no era impedimento para que intentaran acercarse con sus trucos de seducción para reclamar su atención y que las mirara aunque fuera por solo un instante. Además la sonrisa que traía en el rostro no ayudaba y es que no podía dejar de hacerlo ahora que la tensión entre él y su prometida se había esfumado. Esquivando los… “obstáculos” consiguió llegar hasta la barra y ya para dejarlo mucho más claro besó a su chica con recato, no era de mostrar afecto en público, pero le encantaba ver sonreír a Danielle, cada vez que se olvidaba de donde se encontraban — ¿Quieres una copa? — Claro, me vendría bien un poco de agua —suspiró preparada — ¿Y algo diferente? — Se me revuelve el estómago —estaba nerviosa Arrugando levemente el ceño por aquel comentario Nicholas, se dirigió al chico del bar y pidió una copa de limonada y otra de agua mientras acariciaba la espalda desnuda de su chica para intentar calmar sus nervios, sabía que era debido a su presencia y a todos esos ojos puestos sobre ellos. — Sabes que ya llega diciembre —comentó mientras la observaba beber un poco de limonada—. Una semana para ser exactos y tu cumpleaños, me gustaría que nos divirtiéramos — Nunca fue algo que me entusiasmara mucho, de niña me interesaba más la navidad que celebrar mi cumpleaños, además mi mamá…, bueno no era nada maternal, solo práctica, si se puede decir —se encoge de hombros bebiendo otro sorbo de su limonada — ¿No crees que ya está bien de evitar el alcohol? Enfréntalo y demuestra que eres mucho más fuerte que eso, yo lo creo — Nic —suspira emocionada—. Contigo siempre me divierto y si vamos a celebrar tú y yo. , en lo último que pienso es en beber una copa Instantáneamente olvidó lo que tenía para decir, porque ya estaba haciendo planes para celebrar a lo grande su cumpleaños, en su lugar la observó con una resplandeciente sonrisa pensando en la celebración a la que se refería — ¿Cuánto dura esta cosa? —miró su reloj con impaciencia — Un par de horas —intentó no sonreír, había conseguido desconcentrarlo — El trato está casi listo, por favor Dani, soporta a esa mujer un poco más — Lo hago, consume mucha de mi energía y tiene esas seguidoras, vas a tener que darme una buena recompensa —le guiña — Absolutamente — De acuerdo, entonces ya vete para que todas dejen de tocarte con la mirada y yo pueda “socializar” con la seora Edith — No tan rápido, hay algo de lo que quiero hablarte antes de separarnos — Uy bebé no dramatices, solo un par de horas —sonríe entusiasmada con su noche juntos — Bueno debo hacer un viaje y quiero que vengas conmigo, necesito que vengas conmigo — ¿Un viaje? ¿Dónde? —eso definitivamente llamó su atención — Primero dime que irás — Tengo clases, si no es muy largo puedo hablar con mis profesores para poder acompañarte ¿de qué se trata? Dime más —hizo un puchero — Es para el spa del hotel, iremos a Hawaii — ¡¿Es en serio?! —chilló eufórica — Si, aún recuerdo que es uno de los lugares que deseas visitar alguna vez en tu vida — ¿Cuándo es? ¿Cuántos días? —exigió emocionada — Una semana, y pronto, todo depende del itinerario de esta gente con la que debo reunirme — De acuerdo, veré cómo lo hago con Aaron y las clases —lo miró emocionada como niña pequeña la mañana de navidad—. Realmente quiero conocer la escalera al cielo — Así me gusta —le dio una juguetona nalgada allí frente a todos — ¡Oye! —le advierte—. No te pases — Bueno Ross, compórtate —bromea—. Solo estaremos separados por unas horas, voy a enviar al chofer en cuanto llegue al hotel para que te lleve a mí en cuanto acabe esto — Gracias cariño — Ya me las darás más tarde — Quiero más detalles sobre el viaje Risueña le rodeó el cuello con los brazos atrayéndolo en un lento beso cargado de emoción y amor, adoraba ya no estar en ese limbo entre estar molesta y olvidarlo. — Si así te pones por el viaje, voy a plantearme seriamente el llevarte a Hawaii cada fin de semana cariño —bromeó apretujándola contra su cuerpo — Suena prometedor — Ya basta, no empieces con esas miraditas —sonríe sintiendo mariposas en su vientre bajo—
Sabes lo que me provocas — Vamos a necesitar más palabras porque solo te excitas y tal vez quiera un poco más de dulce saliendo de tu boca pecadora Nic — Dos horas y el maldito chofer viene por ti aquí dentro si no sales pronto — Calma tigre que no me voy a escapar a ninguna parte —provocadora se puso de puntillas y le mordió el labio inferior Nic, aguardó a que Danielle, acabara con su limonada para luego buscar a Edith, tal y como se lo había prometido no se iría hasta no dejarla con ella. — Puedo hacerlo yo sola — Sé que puedes, solo déjame disfrutarte un poco más — Amor, sé que estas faltando al trabajo por esto pero lo entiendo —insiste al sentir como su celular vibraba en el interior del bolsillo de su pantalón — Unos minutos más, no pasa nada — ¡Ay Nicholas! Que alegría verte Y Edith, apareció tan ruidosa y arreglada como de costumbre. — Buenas tardes Edith Saludó Nicholas, con un asentimiento de cabeza, sin soltar la mano de su novia. Observó como la mujer de pelo rubio se contoneaba exhibiendo su esbelta figura para que la notara. — Lamento la demora Meredith, con Nicholas, tuvimos que hacer un par de paradas — Tranquila Anie, también acabo de llegar, no pasa nada —aseguró sin dejar de sonreírle a Nicholas — Bueno señoritas, me retiro, que disfruten su tarde Y sin importarle los ojos sobre ellos o la presencia de Edith, lo hizo, Nic, besó a su prometida como si estuviesen en privado, marcando su territorio o más bien dejando en claro que solo se interesaba en su prometida y no en aquellas que le agitaban las pestañas y se lo comían con la mirada. Con toda la calma del mundo se alejó hacia la salida, exhibiendo su altura y presencia. Le gustaba tener la atención de las mujeres. — Ustedes sí que están en la nube 9 pillina — ¿Cómo dices? Aturdida no conseguía quitarle la mirada de encima a Nic, observaba detenidamente sus seguros movimientos tan varoniles y seductores que la encendían como no tenía idea. — Entonces ¿cómo es estar comprometida con un hombre como el atractivo y exitoso Nicholas Allen? Meredith, había formulado la pregunta sacando a Danielle, de su trance. Regresó al presente y tomando algo de aire se giró para observar a la elegante e inmaculada esposa de un exitoso empresario— Bueno, habla, no te pongas tímida justo ahora —insistió con impaciencia — Quitando la parte de “exitoso” supongo que es normal, nunca antes estuve comprometida y Nicholas, es todo lo que quiero y necesito— No seas vergonzosa ¡estamos entre amigas! Una se puede dar muchos lujos y acceder a placeres inimaginables, si sabes cómo hacerlo, claro —le guiña — Edith, nuestra relación es normal, él trabaja mucho, yo trabajo y estudio, el único placer que necesitamos es estar juntos al final del día — Sigo sin entender tu insistencia en volver a la universidad —niega poniendo los ojos en blanco—. Tú momento ya pasó, ahora te toca ser una buena esposa— Puedo ser ambas, no hay nada de malo en ir a la universidad Intentó sonar calmada, no podía discutirle, todo sea por ayudar a Nic, era lo que se repetía cuando lanzaba una de sus intencionales pesadeces, le encantaba sacarle en cara su status social y económico, qué decir de su falta de “cultura” como la propia Edith, lo llamaba en ocasiones para intentar humillarla y quedar bien frente a sus amigas— Ya no tienes 18, linda —la provoca— No, ahora tengo 27 —sonríe fingiendo no entender su “insulto”. — Tienes que aprender a ser la esposa de un hombre como Nicholas, es muy atractivo, debes cuidar tu apariencia porque montones de mujeres querrán un poco de su tiempo y a cualquier precio— Sabes, no sé si realmente quieres aconsejarme o solo buscas enumerar mis defectos— Somos amigas, tengo que decirte la verdad, tu topa y falta de maquillaje y cuidado personal dejan mucho que decir, al menos hoy te esforzaste — Mi maquillaje está bien, no quiero parecer un mono con tanto sobre la cara, a Nic, le gusta mi look natural — Tienes tanto que aprender Anie, ya no eres pobre, en teoría, tu futuro esposo es millonario y como tal tiene un estándar de vida mucho más alto y sofisticado que el tuyo, no puede quedar mal frente a socios o futuros socios yendo de la mano de una mujer desaliñada y ojerosa — Claro Edith —ocultó su fastidio todo lo posible, sus preocupaciones “superficiales” la enfadaban tanto…, sonaba como su mamá cuando aún estaba en la casa exigiéndole cosas absurdas a su papá— Aquí vienen mis chicas, compórtate sus esposos son muy importantes — Seguro